El 2022 fue el sexto año más cálido desde 1880, con una temperatura promedio global superior en 0.86°C a la temperatura media del siglo XX y récords de máximas en partes de Europa, Asia, el Océano Pacífico y el Atlántico, señala un informe publicado por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).

Para mediados de 2023, en gran parte del mundo habían ocurrido olas de calor y sequías extremas. En abril, las temperaturas de Portugal, España, Marruecos y Argelia alcanzaron niveles correspondientes a los meses más calurosos del verano. Al mismo tiempo, en el sudeste asiático, Bangladés experimentaba la temperatura más alta en casi seis décadas y Tailandia la mayor de sus registros. También, Estados Unidos alcanzó niveles inusuales para esa época del año y la actual ola de calor en México ha ocasionado la muerte de seis personas, la cifra más alta de los últimos 10 años.

De hecho, un informe publicado en mayo por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) estimaba que existía un 98% de probabilidad de que, al menos, uno de los próximos cinco años fuera de los más cálidos jamás registrados.

Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender por qué ocurren las olas de calor y sus consecuencias.

¿Qué son las olas de calor?

La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés) las define como periodos prolongados de días inusualmente calurosos, en comparación con los niveles de temperatura habituales para un área geográfica específica en una época determinada del año.

Estas son causadas por sistemas atmosféricos de alta presión que mueven el aire caliente hacia la superficie terrestre y crean una especie de capa que evita que este aire suba o se disperse, explica un artículo publicado en The New York Times.

Paralelamente, el cambio climático ha incrementado la frecuencia, duración e intensidad de tales fenómenos. Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Princeton en 2019 mostraba que los riesgos derivados de las olas de calor aumentarán de forma desproporcionada a medida que asciendan las temperaturas a nivel global, como consecuencia de las emisiones de gases con efecto invernadero.

Variación de la temperatura global de 2000 a 2022 con respecto a la temperatura media del siglo XX (1901-2000), en °C (Fuente: Elaboración propia con datos de la NOAA).

De igual forma, otros eventos climáticos naturales también contribuyen a una mayor frecuencia de las olas de calor. Tal es el caso del fenómeno conocido como El Niño Oscilación Sur, caracterizado por el movimiento de aguas cálidas desde el área ecuatorial del Océano Pacífico hacia América del Norte.

¿Qué consecuencias tienen las olas de calor?

Un artículo publicado en la revista Nature explica que la vulnerabilidad a los impactos de las olas de calor depende no solo de su probabilidad de ocurrencia, sino también de factores socioeconómicos que determinan la preparación de los países para afrontar este tipo de eventos, sobre todo en relación con la capacidad de planificar adecuadamente la disponibilidad de energía y de servicios de salud.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) señala que la exposición a temperaturas extremas puede generar fatiga, hipertensión, hipertemia, cambios de comportamiento, afectaciones a la salud mental e, incluso, la muerte. Además, sectores económicos como la agricultura y el turismo resultan perjudicados por la reducción en los rendimientos y pérdidas de las cosechas, así como la baja afluencia de visitantes, respectivamente.

¿Se agravarán las olas de calor en los próximos años?

De acuerdo con la ONU, las olas de calor continuarán hasta el 2060, incluso si se logran mitigar las emisiones de gases con efecto invernadero.

Una investigación realizada por la Escuela Politécnica Federal de Zúrich, en Suiza, analizó el clima de 520 ciudades para determinar posibles variaciones en su temperatura y precipitaciones para 2050, a causa del cambio climático.

El estudio reveló que las ciudades que se encontraban en la latitud norte tendrían las transformaciones más dramáticas en sus temperaturas, mientras que las ciudades en regiones tropicales tendrían cambios menores. Sin embargo, gran parte de estas últimas experimentarían nuevas condiciones climáticas que no existen actualmente en el planeta.

Sobre el autor

Olivia Marín Álvarez

Doctorante en Ciencias Sociales en la Universidad Autónoma Metropolitana de Ciudad de México. Máster en Relaciones Internacionales por la misma Universidad (2018). Graduada de Periodismo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana (2012).

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