Para febrero de 2023, el 94% del territorio cubano se encontraba afectado por el déficit en los acumulados de lluvias, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
La sequía constituyó una de las principales causas de pérdida de vidas humanas a nivel mundial de 1970 a 2019, con aproximadamente 650.000 muertes, de las cuales el 90% ocurrieron en países en desarrollo, de acuerdo con la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (UNCCD).
Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender el comportamiento de las precipitaciones en Cuba.
¿Cuántos tipos de sequías existen?
La UNCCD define el fenómeno como aquel que ocurre “naturalmente cuando las lluvias han sido considerablemente inferiores a los niveles normales registrados” y causan un desequilibrio hídrico.
Un artículo publicado en la revista Cultivos Tropicales explica que la sequía se clasifica en cuatro tipos: la meteorológica, la agrícola, la hidrológica y la social o económica. La primera se refiere a niveles de precipitación muy inferiores a los esperados en una extensión territorial amplia y durante un largo periodo de tiempo.
La segunda se produce al disminuir el nivel de las aguas subterráneas o presentarse un déficit continuo en la escorrentía superficial, es decir, la lluvia que corre sobre el terreno sin pasar a formar parte de las aguas del subsuelo, y alcanza un nivel inferior a las condiciones normales.
Por su parte, la sequía agrícola tiene lugar cuando las precipitaciones, su distribución, las reservas de agua en el suelo y las pérdidas debido a la evaporación reducen de forma considerable el rendimiento de los cultivos y el ganado. A su vez, la socioeconómica se produce en el caso de que la demanda de agua exceda el suministro y ocasione daños económicos o personales.
¿Cómo han variado las precipitaciones en Cuba?
En la Isla, las sequías resultan cada vez más frecuentes. El Instituto de Meteorología (INSMET) señala que el déficit en los acumulados de precipitaciones ha aumentado gradualmente. Del 94% existente a inicios de año, el 50% podía clasificarse de severo a extremo, con las mayores afectaciones en las provincias de Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque, Matanzas, Cienfuegos, Villa Clara, Sancti Spíritus, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo.
Hasta el momento, los periodos más significativos de sequías en la Isla en el siglo XXI ocurrieron de 2003 a 2005, de 2009 a 2010 y de 2014 a 2015. De ellos, el que inició en mayo de 2003 generó los registros más bajos de precipitaciones de los últimos 100 años en el territorio nacional y afectó, en su mayoría, a la región oriental, explica el artículo de Cultivos Tropicales.¿Cuáles son las causas de las sequías?
Sus causas pueden ser naturales o antropogénicas. Las primeras vinculadas a cambios en los patrones de circulación atmosférica, variaciones en la actividad solar y los fenómenos de interacción entre la atmósfera y los océanos; mientras que las segundas se encuentran relacionadas con otros fenómenos como el cambio climático, ocasionado por las emisiones de gases con efecto invernadero.
En el caso de Cuba, el país ha experimentado variaciones en su clima en las últimas décadas como resultado de modificaciones en las temperaturas del aire y de la superficie del mar, las cuales inhiben las precipitaciones, explica Cultivos Tropicales.
Al mismo tiempo, también influye la frecuencia de las fases cálidas y frías de eventos como El Niño-Oscilación Sur (ENOS), el predominio de un centro anticiclónico en el área y la cantidad de vapor de agua en la atmósfera.
¿Qué consecuencias genera el fenómeno?
Las pérdidas económicas por sequías se han incrementado significativamente en las últimas décadas y el fenómeno constituye una de las principales causas de volatilidad en el rendimiento de los cultivos, detalla la UNCCD.
Cultivos Tropicales apunta que, en Cuba, ha generado pérdidas en diversos sectores de la economía como la agricultura y la pesca, daños ambientales y a la población, baja rentabilidad de las inversiones agrícolas, disminución de la disponibilidad de madera para combustión e incremento del peligro de incendios forestales.
No obstante, la intensidad de los impactos dependerá del estrés hídrico del país, la duración del fenómeno y el área que afecte. Otros factores como la densidad poblacional, las características de los suelos y la disponibilidad de los recursos hídricos pudieran agravar el problema. Al mismo tiempo, el fenómeno constituye una de las principales causas de la degradación de los suelos, la aridez y la desertificación.
El Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) estima que las precipitaciones durante el periodo de lluvias pudieran reducirse entre 5% y 10% para 2050.
¿Existen soluciones para la sequía?
La UNCCD explica que mediante la adopción de políticas de restauración de ecosistemas y gestión sostenible de tierras se puede reducir el riesgo e incrementar la resiliencia de los hábitats naturales y las comunidades.
De igual modo, resulta importante la implementación de sistemas de monitoreo y pronóstico que permitan proporcionar información adecuada; el desarrollo de enfoques integrados en la gestión de los recursos hídricos; la inversión en infraestructura y tecnologías para la captación, almacenamiento y distribución de agua; la puesta en práctica de modelos agrícolas sostenibles; la elaboración de planes de prevención, mitigación y adaptación a las sequías, así como la realización de investigaciones sobre el tema.
En la Isla, el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha desarrollado algunas de estas acciones que favorecen la conservación, disponibilidad y uso eficiente de los recursos hídricos, mediante el empleo de un enfoque que integra la reducción de riesgo de desastres y la adaptación al cambio climático en relación con la gestión del agua.
Esta labor condujo a una mayor cobertura en el sistema de vigilancia y alerta temprana de sequías, además del monitoreo hidrológico para medir variables climáticas como precipitaciones, niveles de evaporación y calidad del agua en Camagüey, Las Tunas, Santiago de Cuba y Guantánamo; la actualización de la metodología nacional para la realización de estudios de peligro, vulnerabilidad, riesgo de sequía e incendios forestales en áreas rurales.
De igual forma, se implementaron medidas para la reducción de riesgos de desastres y adaptación al cambio climático ante el impacto de sequías e inundaciones en Ciego de Ávila y Camagüey.
Además, la nación cuenta con Sistemas de Alerta Temprana monitoreados por el INSMET y el Instituto Nacional de Recursos Hídricos (INRH) con el fin de identificar y notificar oportunamente el inicio del fenómeno, sus características, y determinar su posible evolución.
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