Desde hace algún tiempo, a medida que la crisis económica cubana se agudiza, en algunas de las calles más transitadas de La Habana –Galeano, Reina, Ejido, Monte, Águila, entre otras–, proliferan puestos ambulantes con los productos más insospechados. Los vendedores operan bajo cierta clandestinidad; sus artículos son tan precarios que la policía apenas los reprende.

Frascos de perfume vacíos, ropa de uso, algún que otro zapato ya gastado, mustios objetos decorativos, piezas de plomería de segunda mano, páginas de revistas para adultos, todo ese compendio forma parte de la cambiante geografía de estas calles. Productos modificados, alterados por los vendedores para cumplir otra función, desde vasos hechos con botellas de cristal hasta un rastrillo de jardinería utilizado como percha de ropa. Estos mercaderes cubanos han cambiado la geografía social de estos lugares con una avalancha de productos impensables.

Águila y Monte, municipio Centro Habana, es uno de los puntos con mayor cantidad de comerciantes, entre las columnas podemos observar un amplio catálogo de productos (Foto: Manuel Almenares).

Pedro lleva años vendiendo objetos que encuentra en la basura; fabrica artesanalmente vasos para el hogar con botellas de cristal que encuentra en su camino (Foto: Manuel Almenares).

Wilfredo, un comerciante de la calle Ejido, ofrece una sábana por 150 pesos cubanos (Foto: Manuel Almenares).

Calle Ejido, una de las más ocupadas por los vendedores ambulantes. Un señor exhibe ingeniosamente la prenda que vende (Foto: Manuel Almenares).

Puestos ambulantes ocupados por una amplia variedad de vendedores. Calle Reina, Centro Habana (Foto: Manuel Almenares).

“El que busca, encuentra”. Muchos vendedores pasan el día entero esperando un posible comprador (Foto: Manuel Almenares).

Un vendedor ofrece un tapiz decorativo usado para el hogar (Foto: Manuel Almenares).

Calle Ejido, Habana Vieja. Los productos decoran los pasillos de estas calles durante días (Foto: Manuel Almenares).

Un caracol Cobo, utilizado como amuleto en la religión yoruba o como objeto decorativo del hogar, se vende en la calle Monte, Centro Habana. Es un producto que tiene larga historia y tradición en este tipo de comercio (Foto: Manuel Almenares).

Desde páginas de revistas para adultos hasta discos quemados con alguna serie o película, son vendidos a muy bajo precio. Calle Águila, esquina Reina (Foto: Manuel Almenares).

Algunos de los artículos que se encuentran son nuevos, comprados o sustraídos de tiendas del Estado y puestos a la venta en el mercado negro (Foto: Manuel Almenares).

Marta, una comerciante de la calle Águila, lleva más de veinte años viviendo y trabajando en esta calle (Foto: Manuel Almenares).

Sobre el autor

Manuel Almenares

La Habana (1992). Es miembro asociado de la Agencia Jíbaro Photos desde el 2020. Fotorreportero de la revista Opus Habana (2016-2019). Entre los reconocimientos obtenidos se encuentran el Gran Premio de la Fototeca de Cuba y la Beca de Creación Alfredo Sarabia al ensayo La enfermedad sobre la enfermedad. Su proyecto Vida interior recibió mención en la Beca de Creación Fotográfica Raúl Corrales (2018), otorgada por la Fototeca de Cuba. Su más reciente muestra personal Verbo de perro tuvo lugar en la 17 Muestra Joven del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos. Ha participado en múltiples exposiciones colectivas, nacionales e internacionales.

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