La Necrópolis Cristóbal Colón es la más importante de Cuba. Considerada el museo al aire libre más grande de América y declarada Monumento Nacional en 1987, el cementerio capitalino cuenta con una extensión de 57 hectáreas, posee más de 56.000 mausoleos, capillas, panteones, galerías, nichos y osarios construidos con mármoles de primera calidad, vitrales, herrería, estatuas y esculturas de inmenso valor. Pese a todo esto, desde los inicios de la década del 90 ha sido víctima de un deterioro sin precedente ocasionado por la decadente economía del país.

Las personas han tenido que dar prioridad a otros asuntos y dejar a un lado el mantenimiento de sus bóvedas familiares, debido a su elevado costo; también el éxodo que ha golpeado a nuestra sociedad ha dejado muchas propiedades abandonadas. A consecuencia de esto, sumado a la falta de una adecuada vigilancia y protección, se han producido innumerables delitos en el lugar, tales como el hurto de miles de objetos, daños a estructuras, esculturas, saqueos constantes a las bóvedas, los osarios, e incluso a los cadáveres, en búsqueda de prendas y huesos que lamentablemente ostentan un elevado valor comercial.

No podemos tampoco dejar de mencionar el innegable deterioro propio del paso de los años y de la falta de mantenimiento general. Hoy la necrópolis sufre un nivel de deterioro que roza la desidia. Se han hecho numerosos esfuerzos para restaurar las obras principales junto a la Oficina del Historiador de la Ciudad desde principios de la década del 2000, dando prioridad a la Zona de Monumentos de Primera Categoría, situada dentro de las ocho manzanas adyacentes a la Avenida Cristóbal Colón, la cual se extiende desde la Puerta Norte hasta la Capilla Central; pero más allá de esta área privilegiada hay verdaderos desastres: muchas bóvedas colapsadas, otras saqueadas o en estado deplorable por el abandono.

Es lamentable ver la pérdida de parte de nuestra historia, cultura e identidad. De momento solo nos queda ser testigos de esta decadente situación y arrojar un poco de luz sobre uno de los lugares más sombríos y más bellos y emblemáticos de nuestra Habana.

Bóveda con sótano. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Al borde del colapso. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Escultura de Cristo da la bienvenida en bóveda derruida. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Escultura de Virgen orando en interior de bóveda. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Virgen con vasija, raíces y moho. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Escultura con manchas. Interior de bóvedas. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Bóveda sin ventana y tumba abierta. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Sillón en interior de bóveda; tumba clausurada y abierta. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Interior con árbol y tumbas quebradas. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Interior con sombrilla, silla y virgen. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

La Chichi. Bóveda con sillones y sepulcro descubierto. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Cruz y mesa adosada. Interior de bóveda. Cementerio Colón, La Habana (Foto: Fabio Tomé Pestana).

Sobre el autor

Fabio Tomé Pestana

La Habana (1986). Licenciado en Educación (especialidad Informática) y Artista visual autodidacta. De 2011 a 2016 trabajó como animador 3D en la película "Meñique" de los estudios de animación del ICAIC. A partir del 2016 se dedicó a la fotografía y la videografía. Cursó el Taller de Fotografía de la UNEAC y ha participado en algunas exposiciones colectivas en la sala Fresa y Chocolate, la sala Dante Aligieri, la Alianza Francesa, en La Habana, entre otras.

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