En el primer video es de noche, y la calle Reina, en Centro Habana, se encuentra bloqueada con tanques de basura y cubos de agua vacíos. Algunas personas, paradas detrás de esos cubos, custodian que los autos y motos que han comenzado a hacer fila esperando pasar, no derrumben la exigua barricada. No se ve en el video, pero los choferes de esos autos y motos quizás empatizan con la protesta y eligen no pasar por encima de los minúsculos recipientes plásticos que en realidad no podrían detenerlos ni queriendo. Son símbolos, nada más, pero los choferes parecen respetarlos. No sería descabellado suponer que ellos también sufren, en sus hogares, la misma falta de agua que los vecinos de Centro Habana, quienes esa noche hicieron visible su hastío frente a un problema que las autoridades cubanas han demostrado no saber cómo resolver. Teniendo en cuenta que, según datos del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH), más de 600 mil personas recibieron agua por pipas en 2024, y que los ciclos de abasto fueron superiores a 15 días para el 80% de los clientes, no es descabellado suponer que de un lado y otro de la barricada se padecía lo mismo.

El segundo video es en Luyanó, Diez de Octubre, y transcurre de día. Las personas que bloquean la calle son todas mujeres y niños. Algunas están sentadas en sillas que deben haber traído de sus casas, otras aguardan de pie a una señora que trae un mensaje de un policía con el que ha logrado comunicarse. El mensaje no es alentador, no es respetuoso, no es una solución, sino una muestra de indolencia que provoca que las mujeres griten que van a seguir bloqueando la calle y que los niños comiencen a descargar palos sobre cubos y ollas. Allí también, al momento de grabar ese video, falta el agua hace días, demasiados.

Ambas grabaciones, que circularon el mes de agosto en redes sociales, muestran escenas que se han repetido una y otra vez, a medida que la crisis en el abastecimiento de agua se recrudece en la isla a la par que en otros sectores como el energético o el alimentario. El presidente del INRH, Antonio Rodríguez, reconocía en julio de 2025 durante su comparecencia ante la Comisión de Industria, Construcciones y Energía del Parlamento, que unas 300 mil personas enfrentaban interrupciones en el servicio por falta de equipos funcionales, siendo Santiago de Cuba la provincia más afectada.

Foto: Archivo Periodismo de Barrio.

Infraestructura deteriorada

De acuerdo con la información de la Organización Superior de Dirección Empresarial (OSDE) Agua y Saneamiento, Cuba cuenta con 24.907 kilómetros de redes de tuberías aproximadamente, 3.006 estaciones de bombeo, 3.305 equipos instalados, y 2.403 instalaciones de tratamiento de agua potable que abastecen a 8 millones 473.242 habitantes en 2.555 asentamientos poblacionales. El resto de las personas recibe el servicio de otras maneras, como en pipas de agua.

Según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), para 2022 solo el 2,4% de la población cubana no tenía acceso a fuentes mejoradas de agua (8,8% en el área rural y 0,5% en la urbana), pero la realidad cuenta otra historia: barrios y comunidades con meses de total o parcial sequía en sus hogares; ciclos de abasto entre tres y diez días en los que el agua permanece apenas un par de horas; y enormes y constantes salideros de agua potable que en ocasiones son los que avisan que el servicio llegó.

En una esquina del Mónaco, municipio Diez de Octubre, el agua corre por toda la calle, se forman charcos con basura y mosquitos. La mujer detrás de la cámara que graba asegura que la situación existe al menos hace un año, y que ella misma la ha reportado ya a Aguas de La Habana. Pero nada sucede. Encontré ese video en un grupo público de Facebook —cuyo nombre omitiré por razones de seguridad— relacionado con problemas en el abasto de agua en la capital. No es la única denuncia de este tipo. Vecinos de Santiago de las Vegas muestran en otro video cómo sale agua a borbotones de una tubería rota a la que accedieron luego de abrirse paso cortando la maleza. Las decenas y decenas de posts diarios en ese grupo de más de 4.000 miembros denunciando la falta de agua (20 días, semanas, meses) en zonas tan apartadas entre sí como San Francisco de Paula, El Vedado o La Lisa, son realmente alarmantes y también muestra de la gravedad del problema.

En un artículo de abril de 2024 publicado por Cubadebate, Alexis Acosta Cruz, vicepresidente de la OSDE Agua y Saneamiento, reconoce la existencia de entre 2.500 y 3.000 salideros —como media— en el país. En ese mismo artículo se estimaba que el número total de personas que sufrían afectaciones del servicio era de 535.876, de las cuales 299.005 era por “eventualidades” y 169.212 por “rotura de equipos eventuales”.

A ello podemos añadir el impacto de la crisis electroenergética en el abasto de agua. Además de imposibilitar muchas veces que se pueda ofrecer el servicio (pues la mayoría de los equipos de bombeo funcionan con electricidad y no poseen respaldo), para muchas personas, aunque reciban agua en un momento del día, es imposible hacer uso de ella: “La ponen por la mañana temprano o por la tarde, sin hora fija, y si dependemos de turbina para que llegue a los tanques, la corriente no está cuando hay agua”, me cuenta una doctora desde Sancti Spíritus.

Foto: Archivo Periodismo de Barrio.

¿Cómo se usan los recursos hídricos en Cuba?

Aunque los datos oficiales estiman en unos 38.100 millones de metros cúbicos los recursos hídricos de la isla —31.700 millones provenientes de aguas superficiales y 6.400 millones de subterráneas—, un artículo publicado en la revista Ingeniería Hidráulica y Ambiental (Vol. XLIII, No.1) en el año 2022 estima un número mucho menor.

Su autor, Eduardo O. Planos Gutiérrez, explica que la cifra oficial que aún se maneja proviene de la evaluación realizada por el INRH en el marco del esquema regional precisado para el uso de los recursos hídricos y los suelos de Cuba, y data de 1986. “Pero, en otras evaluaciones realizadas en fechas posteriores, se demuestra que el potencial de agua se ha reducido y que, como consecuencia del impacto del cambio climático, se manifiesta un proceso de disminución progresiva de la disponibilidad de agua”, explica.

El artículo advierte, en resumen, que los recursos hídricos potenciales de Cuba podrían ser en realidad de unos 33.000 millones de metros cúbicos, un 15% menos que los citados por las autoridades. La estimación se obtuvo mediante un balance hídrico climático sustentado en el modelo de Budyko y proyecciones del modelo regional PRECIS, que incorporan datos históricos del período 1961-1990. Los resultados apuntan a una tendencia decreciente en la disponibilidad de agua, estrechamente vinculada a cambios en el régimen de lluvias, el aumento de la evapotranspiración y los impactos del cambio climático.

Ahora bien, ¿cómo se usan esos recursos actualmente? Según Our World in Data, las extracciones anuales de agua dulce en Cuba fueron de 6.96 mil millones de metros cúbicos en 2021, de los cuales 1.7 mil millones fueron destinados a uso doméstico, el 24,4% del total. Los datos acerca de cómo se emplea el resto tienen el menos una década (28% en la producción de arroz; 18% en el consumo urbano por la población; o 12% en la industria, por ejemplo). En una búsqueda reciente, solo hemos podido actualizar el por ciento empleado en el riego agrícola: un 60-70%, según un plan aprobado en septiembre de 2018 por el Ministerio de la Agricultura.

Cuba es altamente dependiente de las lluvias para recargar sus reservas hídricas. El año 2024 cerró con 1.288,6 milímetros de acumulado, lo que representa el 97% del promedio histórico, mientras que los embalses —hasta febrero de 2025— se encontraban al 63% de su capacidad, según el diario Granma.

En el artículo “El agua en Cuba: un desafío a la sostenibilidad”, José Antonio Díaz Duque explica que el país posee además altos niveles de evaporación —que alcanzan los 2.300 milímetros en el valle del Cauto y en la costa sur de Guantánamo. Este fenómeno se incrementa de Occidente a Oriente, añade, y depende de la latitud y estructura del relieve, la distancia de las costas, el grado de exposición al viento, y otras características. De igual forma, el territorio posee algunas particularidades que inciden en la escasez de agua: su insularidad; la disposición y estructura del relieve; el predominio de ríos de pequeña longitud, menores de 40 kilómetros; cuencas hidrográficas con superficies inferiores a los 200 kilómetros cuadrados; y la ubicación de los principales acuíferos en zonas costeras, donde se encuentra la amenaza de la intrusión salina, especifica.

“Son varios los problemas relacionados con el manejo del agua en el país. En primer lugar, los factores de carácter natural, luego el uso ineficiente del recurso, la intrusión salina en los acuíferos costeros y por último las contaminaciones de origen antrópico” concluye el autor, y añade:

“Factores tales como la distribución espacial no uniforme de los recursos hídricos, la distribución temporal no concordante con las necesidades en general de toda la sociedad, la ocurrencia de intensos y cada vez más frecuentes eventos hidrometeorológicos extremos como los ciclones y la sequía, así como el bajo índice de los recursos hidráulicos disponibles por habitante al año para todos los usos (1.220 m³/habitante/año), ubican a Cuba en la categoría de países con elevada intensidad en la presión sobre sus recursos hídricos, con situación de escasez y donde el ritmo de utilización supera la renovación natural del recurso”.

Foto: Archivo Periodismo de Barrio.

Reparaciones y promesas incumplidas

La dirección del INRH reconoció finalmente en julio pasado que alrededor de un millón de personas se encuentran afectadas a diario por la falta de agua en Cuba. En su intervención previa a las sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Antonio Rodríguez, presidente de la institución aseguraba además que en 2024 se habían empleado 6.000 millones de pesos en inversiones en el sector y que en el año en curso se prevé una cifra similar por obras que se ejecutan en cada provincia.

Un repaso no exhaustivo por la prensa oficialista cubana en los meses de junio, julio y agosto, arroja no menos de una treintena de notas relacionadas con la interrupción en el abasto de agua, la escasez, la sequía, los salideros, y las medidas que los gobiernos locales supuestamente han implementado. Y esto solo en 2025. Si ampliamos la búsqueda a otros años, el panorama no varía demasiado (en 2017, por ejemplo, la conductora Cuenca Sur de La Habana sufrió una avería que afectó durante días a más de 800.000 personas en la capital). La crisis del agua pareciera no tener fin.

También según la prensa oficialista, al cierre de marzo de 2025 la empresa Aguas de La Habana había avanzado en un 28,12% en la ejecución de su plan de inversiones, es decir, unos 25 millones de pesos cubanos que habrían ido a parar a seis obras hidráulicas “fundamentales” y a la intervención de 18 equipos de bombeo, aunque no se especifica cuáles o en qué zonas se encuentran estos.

El 15 de enero de este año, en una nota publicada por Cubadebate, se reportaba el inicio de las obras de reconstrucción y rehabilitación de la conductora Marino Palatino, que bombea a gran parte de los municipios de Plaza de la Revolución y Cerro, y cuya obsolescencia ha mantenido a estas zonas en incertidumbre en los últimos dos años. Aunque se habla del crecimiento poblacional en la capital, lo cierto es que el desenfrenado desarrollo hotelero de la zona también ha debido tener un impacto en la demanda y el deterioro del servicio. El proyecto Marino Palatino, dividido en tres fases, solo tenía prevista una fecha de culminación para la primera (30 días), y aunque supuestamente avanzaba sin tropiezos, en marzo de 2025 ya se anunciaba una “tardanza” en las obras por falta de materiales como el cemento. Unos 72.000 usuarios de la capital se beneficiarían de completarse la restauración de la conductora.

Al momento de la publicación de este trabajo, las personas entrevistadas hablan de ciclos de abasto de tres días en el Cerro y Diez de Octubre —se sienten “afortunadas”—, mientras que otras, en Plaza de la Revolución y Playa, por ejemplo, aseguran no tener ciclos estables, y recibir el agua en ocasiones solo un día a la semana. En provincias como Sancti Spíritus, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado reconoció el pasado mes de agosto la cifra de 111.590 personas afectadas en el servicio de agua limpia; mientras que según TV Santiago, la provincia oriental enfrenta hoy una de las peores sequías y ciclos muy dilatados en el abasto que alcanzan hasta los cuatro meses sin agua.

“¿Cómo creer en algo que se incumple constantemente?”, se preguntaba un usuario del grupo de Facebook antes mencionado. Unas veces las autoridades achacan los problemas a la falta de fluido eléctrico, otras a una avería o a un salidero que hizo detener el bombeo, ademas de la vieja infraestructura, las escasas lluvias, el uso irresponsable del líquido, o el embargo estadounidense que no puede faltar… Respuestas que no convencen ni solucionan.

“¿Alguien se está burlando de nosotros? Necesitamos una respuesta, no justificaciones”.

abastecimiento de agua en pipa, en Cuba

Foto: Archivo Periodismo de Barrio

Sobre el autor

Diana Ferreiro

Licenciada en Periodismo por la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y Master of Arts, curso Gender and Media por la Universidad de Sussex, Reino Unido. Chevening Scholar 2021-2022.

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