El 10 de noviembre pasado un sismo de 6,7 grados se registraba en la provincia de Granma. El temblor se sintió también en Guantánamo, Santiago de Cuba y Holguín, con daños reportados en varias localidades. De acuerdo con el Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas (CENAIS), durante el 2024 se han percibido 14 sismos en la Isla.
Periodismo de Barrio responde varias preguntas para comprender el comportamiento de los sismos en el país.
¿Por qué se generan los sismos?
Un sismo es una vibración de la tierra, ocasionada por la propagación de varios tipos de ondas, explica el Centro Nacional de Prevención de Desastres de México. Tales ondas surgen de la fricción generada por el rozamiento de las placas tectónicas, ubicadas en la litosfera, la corteza del planeta que tiene un espesor de hasta 100 km. Si la fuerza de fricción sobrepasa la resistencia de las rocas que forman la litosfera, ocurre una ruptura y la liberación repentina de energía.
Según el Servicio Geológico Mexicano (SGM), además de la interacción de las placas tectónicas, cualquier proceso que ocasione grandes concentraciones de energía en las rocas puede generar un sismo, cuya magnitud y alcance dependerá del tamaño de la zona de concentración.
De este modo, la erupción violenta de un volcán puede generar temblores en las áreas cercanas, además de los socavones derivados de la erosión del suelo por las aguas subterráneas, los deslizamientos en las montañas y las explosiones atómicas.
Al mismo tiempo, la propagación de las ondas sísmicas ocasiona movimientos verticales y horizontales en el suelo. Los primeros se conocen como trepidatorios y ocurren en los lugares más cercanos al epicentro, el cual es el lugar de la superficie situado directamente sobre el punto exacto donde se originó el sismo y el área en que alcanza su mayor intensidad.
Por su parte, los movimientos horizontales son oscilatorios y ocurren en las zonas más alejadas, debido a que los componentes de las ondas sísmicas se atenúan.
¿Cómo se miden los sismos?
Las dos escalas más empleadas para medir los sismos son la de Richter y la de Mercalli. La primera –creada en 1935 por el sismólogo Charles Richter– es una escala cuantitativa de la magnitud de los temblores y se basa en la amplitud de la onda registrada en un sismograma, detalla el SGM.
En esta, los temblores por debajo de 3,5 grados no son perceptibles; los que van de 3,5 a 6 ocasionan daños menores y afectaciones ligeras a edificios; los ubicados entre 6,1 y 6,9 pueden causar daños severos en áreas donde viven muchas personas; los de 7 a 7,9 generan daños graves; mientras que los de 8 o superiores son grandes terremotos que causan destrucción total.
Si bien esta escala no tiene límite superior, el mayor sismo conocido ocurrió en Chile en 1960 y alcanzó los 9,5 grados.
Por su parte, la de Mercalli es cualitativa y se emplea para determinar los tipos de daños causados por los sismos, los cuales no solo dependen de la magnitud del terremoto, sino también de su profundidad y duración, la distancia del epicentro, la densidad de población, el tipo de construcción de las edificaciones y otros factores.
Sus valores se sitúan entre I y XII, donde los más bajos describen sacudidas leves y sin daños; los valores medios (VI a VIII) generan daños ligeros en estructuras bien construidas y daños graves en las más débiles; los valores medio superiores (IX y X) ocasionan daños considerables en edificaciones bien construidas, derrumbes y agrietamiento del terreno; y las categorías XI y XII de esta escala generan destrucción total.
¿Por qué son más perceptibles los sismos en la zona oriental de Cuba?
La mayor parte del territorio de la Isla se encuentra ubicada sobre la placa tectónica de Norteamérica, sin embargo, la zona suroriental se sitúa en el límite entre esta placa y la del Caribe, explica un artículo publicado en la Revista Geofísica.
Los autores señalan que la actividad sísmica del área responde a las características propias de una zona de interacción de placas, donde se producen eventos más fuertes y los intervalos de recurrencia –el tiempo que transcurre entre dos sismos– son relativamente bajos.
Según datos del CENAIS, del 1 al 13 de noviembre se registraron 92 sismos iguales o mayores a 3 grados en la escala de Richter en el territorio nacional. De estos, el 98% tuvo lugar en la zona suroriental de la Isla.
El Ingeniero en Geología, Eberto Hernández Suró, señala que en los últimos años ha habido un incremento en el registro de sismos en el oriente del país; sin embargo, esto no se debe a que haya aumentado la frecuencia de los eventos, sino a un avance tecnológico significativo en los equipos empleados para las mediciones, los cuales permiten contabilizar temblores que antes pasaban desapercibidos.
Al mismo tiempo, Hernández explica que en ciudades como Bayamo y Manzanillo los sismos resultan más perceptibles porque se encuentran ubicadas sobre suelos arcillosos y arenosos, que amplifican la intensidad de las ondas sísmicas. Por el contrario, los suelos firmes y rocosos actúan como barrera y reducen su impacto.
¿Es posible predecir un sismo?
Si bien la intensidad de los sismos puede medirse, no es posible anticipar en qué momento ocurrirán. El SGM detalla que los eventos sísmicos ocurren periódicamente en las mismas regiones geográficas y que, a medida que pasa el tiempo, es probable que ocurra un temblor fuerte en un área en la que no ha habido uno. No obstante, actualmente no existe ninguna técnica eficaz que permita predecirlos.
Algunos países poseen Sistemas de Alerta Sísmicas (SAS), los cuales permiten emitir avisos en las posibles zonas afectadas con una anticipación de entre 50 y 70 segundos a la llegada de las ondas sísmicas.
Para ello se emplean redes de sensores sísmicos, ubicados estratégicamente con el fin de detectar las ondas generadas por los terremotos; los datos se envían a centros de procesamiento que cuentan con algoritmos para determinar su ubicación, magnitud y profundidad. Después de confirmado el sismo se genera la alerta de acuerdo con los protocolos establecidos en cada país: mensajes de texto, sirenas, notificaciones en aplicaciones móviles o señales de radio y televisión.
Resulta relevante tener en cuenta que las áreas cercanas al epicentro del terremoto no recibirán la alerta a tiempo para poder evacuar. Asimismo, la efectividad de estos sistemas dependerá de la inversión en tecnología realizada por cada nación.
Dentro de los países que cuentan con protocolos de alertas sísmicas se encuentran Chile, China, Estados Unidos, Japón, México, Taiwán y Turquía.
¿Qué hacer en caso de sismo?
El CENAIS recomienda diferentes acciones que se deben implementar en caso de sismo.
De manera preventiva, se debe tener preparada una bolsa o mochila con artículos necesarios cerca de la salida de la vivienda: linterna, velas, fósforos, agua potable, alimentos, radio portátil, un cambio de ropa, documentos importantes (en bolsas plásticas), medicamentos, una fotocopia de la identificación personal, números telefónicos de emergencia, llaves y dinero en efectivo; enseñar a los niños los números de emergencia y el lugar donde se encuentran ubicados los artículos de primera necesidad; identificar las áreas de seguridad, rutas de evacuación, puertas de salida y elaborar un plan de emergencia familiar; evitar la colocación de objetos pesados, lámparas, cuadros, espejos, repisas y otros que puedan convertirse en proyectiles durante un sismo en lugares altos; así como participar en los simulacros que realicen las autoridades, centros laborales y educativos.
Durante el sismo, se recomienda mantener la calma. Para edificios de más de dos pisos, el CENAIS aconseja agacharse junto a las columnas; protegerse en el área de los balcones con barandales resistentes; mantenerse alejado de las ventanas y elementos que se puedan caer; evitar escaleras interiores sin protección lateral; no utilizar el ascensor y salir del edificio después del movimiento.
En edificaciones de uno o dos pisos, se sugiere alejarse de las ventanas y puertas de cristal, no colocarse debajo de marcos y puertas; y dirigirse a lugares abiertos después de la sacudida principal.
Si se encuentra en automóviles o transporte público, se debe permanecer dentro del vehículo hasta que pase el sismo y alejarse de edificios, postes y puentes que representen riesgos; en un cine, se sugiere colocarse entre las butacas o debajo de ellas; y en otros lugares públicos ubicar la salida más cercana.
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