El cementerio viejo de Guanabacoa es el más antiguo de los seis con que cuenta el municipio con más cementerios de La Habana. Fue proyectado en el año 1814 para ser construido junto a la Ermita de Potosí (fundada como Ermita de la Inmaculada Concepción en el siglo XVII, hoy entre las más antiguas edificaciones de la ciudad), con el objetivo de eliminar los enterramientos que en la época tomaban lugar en los alrededores de las iglesias, en este caso, las de Guanabacoa. El primer enterramiento tuvo lugar en el año 1821. Desde ese entonces se ha erguido con una belleza peculiar, diferente al resto, cautivando por su misterio a los pobladores, desde el que pasa casualmente por su lado hasta aquel que por curiosidad o “necesidad” se adentra en sus heredades.
El cementerio viejo de Guanabacoa, declarado Monumento Nacional (1997), sobrevive a un estado de deterioro profundo. Allí resisten aún panteones de valor monumental. Un lugar lleno de mitos y leyendas que con el paso de los años encuentran eco en las generaciones presentes.