La Habana tendrá un sistema de bicicletas públicas. Como parte del proceso de licitación para su gestión y servicios de mantenimiento, las personas naturales y jurídicas con domicilio legal en la ciudad, que no hayan sido sentenciadas por condena judicial, podrán presentar sus ofertas del 7 al 11 de junio en la Dirección General de Transporte (DGTPH) de la provincia. Los resultados de la Comisión Evaluadora se comunicarán el 3 de agosto.
El programa de bicicletas Ha’Bici es el primer paso de una serie de acciones englobadas en el proyecto Neomovilidad, una estrategia que busca la implementación de un sistema de transporte bajo en carbono para La Habana.
Periodismo de Barrio responde varias preguntas para comprender qué acciones se encuentran contempladas en el proyecto y sus posibles beneficios.
¿En qué consiste el proyecto Ha’Bici?
Ha’Bici tiene como objetivo lograr que la bicicleta se convierta en un medio de transporte accesible que permita reducir la saturación del transporte público y disminuir las emisiones de gases con efecto invernadero (GEI) provenientes de este sector.
Sin embargo, la DGPTH señala que, con el fin de motivar su empleo, “es necesario instrumentar medidas que superen las barreras que hoy en día impiden a las personas hacer de este vehículo un modo de transporte y con ello generar una ciudad más equitativa, competitiva y sostenible”.
Para ello se trabaja en la Estrategia de Movilidad Ciclista de la ciudad, la cual comprende la restauración y desarrollo de la red ciclística e infraestructura necesaria para su uso en la ciudad, así como el marco regulatorio al respecto.
En esta fase del proyecto, el sistema funcionará en el municipio de Boyeros y parte de Marianao, contará con un total de 200 bicicletas y 9 cicloestaciones, ubicadas en Fontanar, Abel Santamaría, el Wajay, la CUJAE y el Reloj Club, además de operar todos los días durante 12 horas, con excepción de los domingos, que lo hará por 6 horas.
¿Existe una iniciativa similar en el país?
Sí, de hecho, la DGTPH registró la marca Ha’Bici en 2019 con la meta de crear una red completa de bicicleta públicas en la ciudad. La primera propuesta de este tipo surgió a través de una colaboración entre la Oficina del Historiador de La Habana, el proyecto de emprendimiento Vélo Cuba, el Gobierno Vasco y el Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico Tecnalia.
A pesar de haber sido concebido para su uso en los municipios de Plaza de la Revolución, Centro Habana y Habana Vieja, sus 8 estaciones se encuentran en este último, lo cual limita que pueda utilizarse en otros puntos de la ciudad. Además, según la DGTPH, este sistema no cuenta con una infraestructura vial adecuada que permita su empleo por parte de los usuarios.
¿Cuándo se extenderá el sistema de bicicletas a otras zonas de la ciudad?
El proyecto Neomovilidad, del cual forma parte Ha’Bici, comenzó en 2019 y concluirá en 2023. Como resultado de este, para esa fecha se prevé que La Habana cuente con un sistema de transporte bajo en emisiones de carbono, donde se integren la movilidad urbana y la planificación física.
Reinier Campos, director del proyecto, explica que la estrategia de implementación se centra en dos componentes. El primero está enfocado en el incremento de las capacidades técnicas e incluye la elaboración de políticas, regulaciones, normas y legislaciones que contribuyan al ordenamiento territorial y la movilidad sostenible.
Por su parte, el segundo se concentra en la puesta en práctica, a través de intervenciones piloto, la adquisición de ómnibus eléctricos, estrategias de género para incrementar la participación de las mujeres en el sector, y planes de desarrollo urbano orientados al transporte.
Ello permitirá la construcción de capacidades, transferencia de conocimientos, y fortalecimiento del marco institucional que contribuirán a la eficiencia del servicio de transporte urbano en la ciudad, además de modificar los enfoques tradicionales y reducir la resistencia al cambio para la transición hacia una movilidad baja en carbono, asegura el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
¿Qué es un sistema de transporte bajo en carbono?
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), un sistema de transporte bajo en carbono es “aquella infraestructura que genera las menores emisiones de carbono (CO2) en comparación con las alternativas de infraestructura posibles para la prestación de un servicio de transporte específico en unas condiciones nacionales particulares”.
Generalmente, la implementación de este tipo de sistemas no solo incluye estrategias de mitigación, sino que incorpora también objetivos para mejorar la calidad de vida de los habitantes, incrementar la eficiencia en el sector y generar una mayor sostenibilidad en los ámbitos económico, social, ambiental e institucional.
En el caso de Cuba, las emisiones derivadas del transporte representan solo el 6.2 % de las emisiones totales del país, de acuerdo con datos del Primer Informe Bienal de Actualización de la Isla a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático en 2020. No obstante, el propio informe apunta que los vehículos automotores son los principales responsables de las emisiones del sector, pues un 99.98 % de estos consume gasolina y diésel, y solo el 0.02 % utiliza combustibles como el gas, la electricidad y otros.
Por ello, si bien el sector no contribuye significativamente a las emisiones totales del país, una transición hacia un modelo de transporte bajo en carbono permitirá reducir aquellas derivadas del uso excesivo de combustibles fósiles en la movilidad, además de facilitar la disminución de la dependencia de importaciones de estas fuentes de energía y cubrir la creciente demanda del servicio de transporte de pasajeros.
Se espera que el proyecto de Neomovilidad evite la emisión de aproximadamente 69 megatoneladas (Mt) de CO2 equivalente (CO2e, medida empleada para expresar el potencial de calentamiento global de cada gas en CO2) en los 4 años de duración del proyecto y de 326 Mt en los 10 años posteriores a su conclusión, señala el PNUD.
¿Cómo se financiará el proyecto?
El proyecto cuenta con financiamiento externo del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF, por sus siglas en inglés). El PNUD actúa como agencia implementadora y la DGTPH, en colaboración con el Ministerio de Transporte y la Dirección Provincial de Planificación Física, como agencias ejecutoras.
Los costos de su puesta en práctica ascienden a 17 359 132 dólares estadounidenses, de los cuales 1 959 132 será proporcionado por el GEF, y los 15 400 000 restantes corresponden al cofinanciamiento del PNUD (50 000) y del gobierno cubano (15 350 000).
No obstante, los 15 millones de la parte cubana no significan que el país deba desembolsar esa cantidad, sino que esta cifra se desglosa en 100 000 dólares para costos de construcción de la infraestructura urbana en las intervenciones piloto, salarios y costos operacionales derivados de la ejecución del proyecto; y en 12 250 000 dólares bajo el concepto de inversiones.
El PNUD especifica que estas incluyen la implementación de las intervenciones piloto durante el periodo de ejecución; la inversión para la resiliencia climática destinada a incrementar la movilidad; así como el valor estimado de uso de oficinas, muebles, vehículos oficiales y otros equipos e infraestructura ya existente para la ejecución de las actividades planificadas.
A su vez, los gastos por año (en miles de dólares) por cada agencia se distribuyen de la siguiente forma:
Al mismo tiempo, los pagos correspondientes al cofinanciamiento serán monitoreados e informados al GEF en la revisión de mitad de periodo del proyecto y en la evaluación final del mismo.
¿Qué beneficios traerá el programa para el sistema de transporte de la ciudad?
En La Habana se realizan a diario 4.6 millones de viajes, de los cuales 57.3 % son a pie, con una distancia promedio de un kilómetro por viaje; 10.9 % en vehículos privados o del Estado; 4.7 % en taxi; 4.2 % en otros medios como bicitaxis o carros de caballos; y solo un 2 % en bicicleta, señala el PNUD.
Asimismo, la flota de guaguas cuenta con 1 000 unidades, de las cuales 750 operan diariamente y realizan más de 8 000 viajes, donde transportan 1.17 millones de pasajeros. Sin embargo, el sistema de transporte de la ciudad resulta insuficiente para satisfacer las necesidades de movilidad de su población, con solo un 50 % de la demanda cubierta mediante las operaciones actuales.
Esto se debe a diferentes causas entre las que se encuentran la existencia de normas técnicas y estándares obsoletos; la insuficiencia de los procedimientos relativos a la planificación, operación, mantenimiento y reparaciones; la ausencia de un marco regulatorio actualizado; además de un déficit de personal calificado y de disponibilidad de vehículos para brindar servicio.
También, los mecanismos de mercado para financiar grandes inversiones en el sistema de transporte urbano poseen una ejecución limitada como consecuencia de restricciones en los presupuestos, falta de experiencia en la búsqueda de otras fuentes de financiamiento, y la ausencia de opciones para acceder a créditos internacionales flexibles para la construcción de infraestructura pública, debido a las sanciones de Estados Unidos hacia la Isla.
En este sentido, el proyecto de Neomovilidad permitirá obtener beneficios en cuanto a la reducción de GEI del sector; la gestión del tráfico; y la conectividad entre los desplazamientos a pie, en bicicleta y transporte público.
Para ello, los resultados se centran en cuatro aristas principales: la creación de un marco regulatorio y operacional actualizado que impulse una movilidad sustentable y un ambiente más resiliente; el diseño de un Sistema de Transporte Masivo Urbano con ómnibus de transportación rápida y bicicletas públicas, en conjunto con la aplicación de estrategias de comunicación y sensibilización que fortalezcan los enfoques de equidad de género y generacional, explica la DGTPH.
Además, la realización de intervenciones piloto innovadoras, relacionadas con la inversión en medios de transporte de bajas emisiones de carbono y el monitoreo de indicadores de sostenibilidad e impacto ambiental que incluyan el empleo de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Al mismo tiempo, el PNUD estima que los resultados positivos que obtenga el proyecto, en cuanto a la solución de problemas ambientales y de transporte en La Habana, poseen el potencial de generar un efecto de derrame en otras provincias, las cuales aplicarían en sus territorios las estrategias desarrolladas en la capital.
Por otra parte, el proyecto podría tener un impacto más amplio debido a la oportunidad de incorporarse al Programa Piloto de Enfoque Integrado de Ciudades Sustentables del GEF, en el que participan 11 países de diversas regiones y busca promover inversiones relacionadas con la sustentabilidad urbana que conduzcan a beneficios económicos, ambientales y sociales en escalas locales y globales.
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