Desde el pasado diciembre de 2019 cuando se descubrió una nueva “gripe” en China, causada por un coronavirus desconocido, la forma de denominar y calificar el nuevo padecimiento ha ido evolucionando conforme se ha tenido más información.

El SARS- CoV-2 pasó de ser “la gripe china” a ser “el virus de China e Italia” a ser declarada pandemia por Tedros Adhanom, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuando estaba claro que gran parte de los países del mundo recibirían algún nivel de infestación.

“No es el ébola, no es SARS, no es MERS. No es una sentencia de muerte”, decía el 26 de febrero Mick Mulvaney, jefe de Gabinete interino de la Casa Blanca. “El COVID-19 es un catarro estacional y desaparecerá cuando el clima se torne más caliente, al igual que otros virus” o “la influenza mata a más personas por año”, fueron aseveraciones que se han ido contrastando y, en algunos casos, desmintiendo, a medida que avanzan los estudios sobre esta nueva cepa.

Sin embargo, por diferentes canales, siguen circulando posibles tratamientos o remedios, medidas de prevención, síntomas y señales de alarma que pudieran corresponderse con el comportamiento de algunas infecciones respiratorias.

La OMS ha declarado que investigadores, gobiernos y profesionales de la salud todavía se encuentran en proceso de comprender y aclarar muchas dudas en torno al patógeno causante de la COVID-19, a las analogías de la enfermedad con otras similares y su impacto en la salud de las personas. Disponer de información contrastada y verificada contribuirá a evitar falsas alarmas, tratamientos no efectivos o saturar los servicios sanitarios con otras afecciones leves.

Desde esta premisa, las siguientes tablas muestran las principales diferencias y similitudes entre la COVID-19, la gripe estacional, los resfriados comunes y las alergias.

Para su confección se utilizaron datos recopilados de una declaración ofrecida al Servicio de Información de elTOQUE y Periodismo de Barrio por el microbiólogo cubano Oney Ortega, especialista en Virología Molecular.

También fueron consultadas publicaciones de Akiko Iwasakila, profesora del Departamento de Inmunobiología y del Departamento de Biología Molecular, Celular y del Desarrollo de la Universidad de Yale, Estados Unidos.

Se tuvieron en cuenta, igualmente, datos proporcionados por la OMS, los Centros de Prevención y Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) y el Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades (CCDC); así como estadísticas del Ministerio de Salud Pública de Cuba (MINSAP).

Sobre el autor

Yery Menéndez García

Periodista de elTOQUE.

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