¿Cómo y por qué llegó Periodismo de Barrio al Ministerio de Cultura esa mañana?
La respuesta es simple: vimos una transmisión en tiempo real desde el perfil en Facebook de la revista Tremenda Nota. Llegamos rápido al Ministerio de Cultura de la misma manera en que llegamos rápido al sitio web del Registro Cubano de Ensayos Clínicos. Llegan rápido a los lugares los periodistas que entienden que su función es precisamente llegar pronto a los sitios donde la ciudadanía los necesita, donde se generan informaciones de interés público, donde ocurren historias que merecen ser contadas –más aun cuando son historias que el poder no quiere que se cuenten.
El inicio de los ensayos clínicos del candidato vacunal Soberana fue reportado por primera vez en un medio independiente. La noticia más importante y alentadora para Cuba desde el comienzo de esta pandemia que ya ha cobrado 66 vidas humanas al país fue publicada en Periodismo de Barrio y elTOQUE. El programa estatal Mesa Redonda tuvo que reconocer este hecho en su transmisión en vivo; aunque obviaron convenientemente el nombre de los medios implicados. Nadie nos acusó de llegar rápido a la vacuna. Era nuestro trabajo tal como es nuestro trabajo documentar el diálogo más importante que ha ocurrido en décadas entre representantes de las instituciones y de la sociedad civil.
¿Por qué no entramos al Ministerio de Cultura?
Si algo ha entendido la ciudadanía cubana desde el inicio de la comercialización de paquetes de acceso a Internet por datos móviles es que lo que no queda documentado, filmado, transmitido, nunca pasó. Tiene el gobierno una habilidad mejorada durante décadas para hacer lucir como mentirosos a quienes denuncian sin pruebas físicas; como si fuera sencillo obtener una prueba física o como si los oficiales de la Seguridad del Estado permitieran pasar teléfonos y cámaras a las salas donde ocurren los interrogatorios. La única razón por la que ocurrió la violencia física perpetrada por el Ministro de Cultura, Alpidio Alonso, este 27 de enero de 2021, fue porque se filmó y transmitió en tiempo real.
Todavía hay quienes dudan del uso de gas pimienta por parte de la policía contra un grupo de jóvenes que intentaba llegar al Ministerio de Cultura el pasado 27 de noviembre de 2020. Dicen que no hay pruebas, que el video está oscuro, que no se ve. Vale poco la palabra de los participantes que repiten los testimonios de aquel día. La única razón por la cual el gobierno cubano intenta justificar hoy un acto violento realizado por un funcionario público es porque se filmó. Si no se hubiera filmado, el manotazo de Alpidio Alonso no hubiera existido.
Cuando un funcionario gubernamental separa a un ciudadano de su teléfono móvil lo despoja del derecho a documentar la realidad. Esta es la razón por la que resulta tan difícil para actores de la sociedad civil desprenderse de sus teléfonos y desconectarse de Internet. Sus celulares son la única forma de protección que tienen. Ni el aparato legislativo, ni el judicial, ni las instituciones, ni los medios de comunicación masiva estatales ubicarán el testimonio suyo por encima de la versión del gobierno. Ni siquiera serán invitados a programas donde se les difama para ofrecer su visión de los acontecimientos; porque invitarlos implicaría poner en jaque la versión oficial.
Periodismo de Barrio, como medio de prensa que ha cubierto los acontecimientos del 27N, no iba a acceder a entrar al Ministerio de Cultura el pasado 27 de enero si teníamos que dejar fuera nuestros materiales de trabajo. Desde el año 2016, cuando nueve de nuestros miembros fueron detenidos en Baracoa luego del paso del huracán Matthew, trasladados en un carro jaula, interrogados todos y desnudadas las mujeres por parte de miembros de la Seguridad del Estado de la provincia de Guantánamo, sabemos cuáles son los mecanismos que utiliza esta institución con teléfonos, laptops y cámaras. Borrar información, revisar y copiar datos de los teléfonos, instalar o desinstalar programas, entre otras, son algunas de las cosas que hemos visto hacer. Esta práctica pone en riesgo a nuestra organización, la privacidad de nuestros reporteros y colaboradores, pero sobre todo a nuestras fuentes; a los ciudadanos y ciudadanas que confían en nosotros para contar sus historias. Defender nuestro derecho a permanecer cerca de nuestros instrumentos de trabajo es ser leal a nuestras historias y a las personas para quienes trabajamos. Es el camino de la decencia y el compromiso; compromiso que adquirimos con la ciudadanía cubana, no con el gobierno, ni con las empresas, ni con las instituciones.
¿Sabíamos de la negociación en curso?
No.
Según supimos en la mañana del 28 de enero por parte de algunos de los miembros del 27N, el 27 de enero estaba organizado un homenaje a José Martí en el parque 13 de Marzo, de La Habana. En este lugar se encuentra una estatua que representa la caída en combate de Martí. La actividad se filtró y fue anunciada en Facebook. Un día antes, el 26 de enero, el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, había citado repentinamente a 3 representantes de los 30 que se reunieron con él hacía dos meses. El dramaturgo Yunior García Aguilera, la curadora de arte Solveig Font y la productora independiente Camila Lobón fueron citados por el viceministro Fernando Rojas.
En la mañana del día 27 varios miembros del 27N fueron detenidos o se les impidió salir de sus casas. El acto en el parque 13 de Marzo terminó haciéndose frente a un busto de Martí en los bajos de un edificio de El Vedado. Algunos miembros del 27N decidieron ir hacia el Ministerio de Cultura a protestar por las detenciones y para estar cerca del lugar donde se haría la reunión con las tres personas seleccionadas.
Antes del mediodía había un cerco policial alrededor del Ministerio. Yunior García, uno de los invitados a la negociación, no pudo atravesar el cerco y el diálogo nunca ocurrió. Las personas fueron desalojadas violentamente del lugar.
¿Cuál es nuestra posición con respecto a las vías de financiamiento de nuestro medio?
La cobertura realizada por los medios estatales viola el necesario apego a la verdad y a los hechos de cualquier ejercicio periodístico. Las mentiras e inexactitudes comentadas por el presentador Humberto López en el Noticiero Nacional de Televisión y en el programa Hacemos Cuba van desde la inclusión de Mauricio Mendoza, colega de Diario de Cuba, como parte del equipo de Periodismo de Barrio hasta la acusación a todos los presentes de recibir fondos del gobierno de Estados Unidos. Periodismo de Barrio recalca, una vez más, que no recibimos financiamiento de ninguna agencia del gobierno de Estados Unidos.
Las omisiones del Sistema Informativo de la Televisión Cubana fueron múltiples y variadas: no se habló del cordón policial que rodeaba la zona del Ministerio de Cultura, tampoco de la presencia de agentes de la Seguridad del Estado vestidos de civil; ni del traslado forzoso a unidades policiales, sin darles siquiera la posibilidad de avisar a familiares. Tampoco mencionaron la revisión física de las mujeres presentes en busca de dispositivos digitales que nunca encontraron: una práctica sufrida también por tres miembros de Periodismo de Barrio en 2016; ni del uso de las medidas para frenar la pandemia para limitar derechos ciudadanos. Al parecer, la lógica del gobierno indica que se transmite más la COVID-19 entre un grupo de personas que mantiene la distancia social en el espacio abierto fuera del Ministerio de Cultura que en la cola apretada para conseguir artículos de primera necesidad que había a pocas cuadras de este lugar.
¿Por qué la cobertura del 27N es importante para Periodismo de Barrio?
Las demandas del 27N no solo benefician a los artistas cubanos. Son demandas que trascienden el ejercicio y funciones de sus profesionales y abarcan derechos básicos que deberían ejercerse sin consecuencias en Cuba: derecho a la libertad de expresión, fin de la censura, del acoso a los espacios independientes, entre otros. Son derechos garantes de otros derechos: el derecho a la libertad de expresión permite el ejercicio activo de ciudadanía, la posibilidad de participar en la esfera pública, de exigir y proponer cambios sociales o políticos si se consideran necesarios.
El disenso garantiza el buen estado de salud de cualquier democracia. No existe tal cosa como una democracia unánime, existen sociedades donde prima el consenso; pero la unanimidad es antónimo de la democracia. Y para que Cuba se convierta en un país democrático debe estar garantizado el ejercicio del disenso. Los artistas y representantes del 27N, los miembros del Movimiento San Isidro, los medios independientes, entre una pluralidad de actores, impulsan hoy una agenda que incluye el derecho a disentir. Un gobierno que niega el derecho a disentir o que determina una agenda previa y un método a través del cual se puede disentir a su conveniencia es igual a un gobierno que regula la respiración. Que te dice cómo y cuándo puedes respirar. Ningún ser humano puede vivir sin respirar y ningún ser humano debería vivir en un lugar donde no se le permita disentir o donde el precio del disenso sea tan alto que deba escoger entre el silencio, el exilio o la hipocresía como método de supervivencia.
La cobertura sobre el 27N es la historia sobre cómo un grupo de jóvenes intenta legitimar el derecho al disenso en un país. Es una historia de justicia, de libertad, de discrepancias internas, de intentos de construcción de consensos, de búsqueda de diálogo, de lucha. ¿Qué medio de comunicación podría darle la espalda a algo así?
En las 18 entrevistas publicadas por Periodismo de Barrio hemos documentado las peticiones, expectativas, los sueños no solo de algunos de los 30 que entraron a negociar en representación del resto, sino también de aquellos que quedaron fuera del Ministerio de Cultura esa noche, ya sea porque estaban sentados en el contén o porque sus casas estaban rodeadas de policías. Durante décadas el gobierno cubano ha intentado frenar el disenso atacando personas con epítetos (mercenarios, vendepatrias), con alimentos (los huevos lanzados), convirtiéndolos en seres inferiores, con menos o ningún derecho (gusanos).
Es deber de los medios garantizar y respetar la dignidad de hombres y mujeres. Rescatarla cuando está en peligro o es atacada.
Les agradezco por hacer periodismo, documentar y publicar los hechos y dejar claro la posición de defensa de la verdad que pueden presumir como medio de información.
El final del artículo es muy importante, rescatar el respeto por la dignidad del hombre y la mujer tiene que ser la máxima.
Gracias
Es lo mejor que he leído últimamente sobre el 27N, bien escrito e inteligente.
Saludos y gracias.
Un periodismo ejemplar y urgente. Muchas gracias.
Gracias por este material que explica muy bien lo que están haciendo y por qué. Aunque hay hechos execrables que deben cesar, hay que mantener la calma y la ecuanimidad y no dejarse manipular por personas e instituciones fuera de Cuba que quieren provocar agudizar el conflicto y promover la inestabilidad.