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¿Cuáles son los nuevos compromisos de Cuba frente al cambio climático?

Parque eólico. Foto: Carlo Columba / PNUD.

En febrero de este año Cuba presentó una nueva Contribución Nacional Determinada (CND) ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), en la cual se compromete a incrementar la generación de electricidad procedente de fuentes renovables de energía al 26% para 2035.

Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender las acciones de mitigación y adaptación que pretende adoptar la Isla en los próximos 10 años.

¿Qué son las Contribuciones Nacionales Determinadas?

Las CND fueron creadas en 2013 durante la XIX Conferencia de las Partes (COP) en Varsovia, Polonia, como una estrategia para solucionar las rivalidades entre los principales emisores de Gases con Efecto Invernadero (GEI) con respecto a las cifras de mitigación que cada uno debía asumir en las negociaciones de la CMNUCC.

Estas constituyen el compromiso voluntario de reducción de emisiones de cada país; sin embargo, al ser fijadas de manera autónoma por cada nación, no garantizan que su implementación reduzca la concentración de GEI en la atmósfera a los niveles establecidos por la comunidad científica para limitar el incremento de la temperatura.

Con el fin de reducir esta brecha entre la mitigación necesaria y la declarada en las CND, el Acuerdo de París establece en su artículo 4 que los estados deben comunicar nuevos compromisos cada cinco años con objetivos progresivos de reducción de emisiones.

¿De dónde provienen las emisiones en Cuba?

En 2022, las emisiones de la Isla ascendieron a 28,86 megatoneladas (Mt) de dióxido de carbono equivalente (CO2e). Esta medida es empleada para calcular la cantidad de emisiones de un gas o una mezcla de estos que causaría el mismo efecto en la atmósfera que una cantidad específica de CO2.

Emisiones totales de GEI de Cuba de 1990 a 2022 (en Mt de CO2e). Fuente: Elaboración propia con datos de Climate Watch.

Emisiones totales de GEI de Cuba de 1990 a 2022 (en Mt de CO2e). Fuente: Elaboración propia con datos de Climate Watch.

La CND de 2025 reportaba que la reducción en las emisiones a partir de 2020 estaba condicionada, en gran parte, por la disminución de la actividad económica como consecuencia de la pandemia y, en menor medida, por la implementación de las acciones de mitigación planificadas.

El sector responsable de la mayor proporción de emisiones en la Isla es el de energía y electricidad, con el 56,45% del total de emisiones entre 1990 y 2022, seguido por el de la agricultura, con el 17,41%, y el de manufactura y construcción, con un 10,65%. El resto de los sectores representan el 15,49% de las emisiones en el mismo periodo.

Contribución de cada sector a las emisiones totales de Cuba de 1990 a 2022 (en porcentaje del total). Fuente: Elaboración propia con datos de Climate Watch.

¿A qué se había comprometido Cuba en sus CND anteriores?

En noviembre de 2015, unos días antes del comienzo de la COP donde se adoptaría el Acuerdo de París, Cuba presentaba ante la CMNUCC su propuesta de CND. Después de que la Isla ratificara el tratado, esta propuesta pasó a convertirse en su primera CND, en la cual se comprometía a la instalación de 2.144 megavatios (MW) de potencia conectada a la red eléctrica nacional procedente de fuentes renovables de energía y a adoptar un conjunto de medidas para mejorar las capacidades de adaptación del país, enfocadas, en su mayoría, a incrementar la seguridad de las costas contra los efectos del fenómeno.

Posteriormente, en 2020, la Isla presentó su actualización, de acuerdo con lo establecido en el Acuerdo. El documento planteaba un incremento del 24% en la generación de electricidad a partir de fuentes renovables para 2030, una reducción de la intensidad de carbono en el sector del transporte, el aumento de la cobertura forestal del país al 33% y la mitigación de las emisiones de GEI en el sector porcino.

¿A qué se comprometió Cuba en sus CND actuales?

La CND actual se centra en la presentación de acciones de mitigación y adaptación que representen un incremento de la ambición climática en comparación con las medidas propuestas en los documentos anteriores.

Con respecto a la mitigación, la Isla plantea el empleo de los mecanismos de flexibilización del Acuerdo de París como una de las vías para desarrollar una economía resiliente y baja en carbono.

Este tipo de mecanismos fue incluido por primera vez en el Protocolo de Kyoto en 1997 para ayudar a las naciones a cumplir con sus compromisos de mitigación, y se retomaron también en el Acuerdo de París. Este último contempla un mercado de emisiones donde las partes pueden participar en enfoques cooperativos que involucren el uso de cuotas de mitigación transferidas internacionalmente con el fin de cubrir sus CND y el denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio. Este último permite el desarrollo de proyectos que fomenten la reducción de emisiones en un territorio, con financiamiento o tecnología de otro, y emplear los resultados de las emisiones evitadas para cubrir sus CND.

En el caso de Cuba, el objetivo sería convertirse en un país receptor de tecnología y financiamiento para la puesta en práctica de este tipo de proyectos.

De igual forma, al igual que otros Estados en desarrollo, la Isla ha condicionado el cumplimiento de sus CND a la recepción de apoyo financiero y la transferencia de tecnología de los países desarrollados. Por ello, algunos de los objetivos de mitigación del documento incluyen dos tipos de metas: una incondicional y otra más ambiciosa que dependerá de los recursos que reciba la Isla para implementarla.

El documento determina como año objetivo de cumplimiento el 2035 y como año base el 2030, el cual se emplea para establecer el estado de cada meta y calcular el incremento a partir de ese valor.

De acuerdo con las estimaciones, el país espera dejar de emitir 38.582.500 toneladas de GEI para 2035, procedentes de los sectores de energía, transporte, agricultura, desechos y uso de tierra, cambio de uso de tierra y silvicultura (LULUCF, por sus siglas en inglés). Los costos de las transformaciones necesarias para alcanzar esos niveles de reducción se estiman en 2.652 millones de USD.

     Reducción estimada de emisiones de CO2e (en toneladas de CO2e) por sector para 2035 y costos estimados (en millones de USD) de las acciones de mitigación contempladas en la CND. Elaboración propia con datos de la CND de Cuba de 2025.

En el sector energético, el país propuso dos metas: lograr un 26% de generación de electricidad a partir de fuentes renovables e incrementar la eficiencia energética. El primero señala que se prevé conseguir una cobertura del 49,3% de renovables en la matriz energética para la generación eléctrica; sin embargo, establece solo un 26% como meta incondicional, y destinar el 23,3% restante al mecanismo del mercado de carbono, además de emplear lo que se obtenga para reinvertirlo en energías renovables. Este 26% parte de la premisa de cumplir el objetivo planteado en la CND de 2020 de lograr el 24% de participación de fuentes renovables, por lo cual de 2031 a 2035 solo debería aumentar esta participación en un 2%.

El segundo apunta a incrementar la eficiencia energética a través de la sustitución tecnológica de luminarias en diferentes sectores, de equipos de calentamiento de agua y de cocción, bombeos y eficiencia hidráulica en los sistemas de conducción y distribución, así como la mejora en los sistemas de generación de vapor.

En cuanto al sector del transporte, el país cuenta actualmente con solo un 1,02% de vehículos eléctricos, sin incluir ciclomotores. La CND propone un 15% de vehículos eléctricos del total del parque para 2035 y un 70% de vehículos eléctricos nuevos matriculados. Esta última meta se basa en la obtención del 45% de vehículos eléctricos del total de vehículos matriculados en 2030.

Con respecto a la ganadería, Cuba planea incrementar su masa ganadera en las próximas décadas, por lo cual resulta necesario la creación de medidas para limitar el ascenso en las emisiones de metano (CH4). En este sentido, se espera implementar tecnologías dirigidas a cambios en la dieta, el adecuado manejo del estiércol y el establecimiento de sistemas silvopastoriles, con el fin de reducir en un 2% las emisiones por kilogramo de leche producida.

Por su parte, el tratamiento de desechos se encuentra enfocado en los provenientes de la caña de azúcar, donde se espera reducir en un 50% las emisiones de los residuales derivados de la producción de alcohol en 11 destilerías para 2035.

En lo referente al sector de LULUCF, se proyecta incrementar la cobertura forestal del país en 50 kilohectáreas (kha) de forma incondicional y en 40 kha adicionales si se recibe financiamiento externo. Debido a que los bosques actúan como sumideros de carbono, una superficie forestal más extensa contribuirá a una mayor reducción en las emisiones de GEI. Al mismo tiempo, se programa reducir los niveles de degradación de los bosques y establecer el Sistema Nacional de Monitoreo y Evaluación Forestal.

A diferencia de las acciones de mitigación, las de adaptación se enfocan en tratar de cubrir las vulnerabilidades que presenta la Isla ante los efectos del cambio climático. Las proyecciones de las variaciones climáticas para el país estiman un incremento de la temperatura anual del aire superior a 1°C para 2030 y a 3,5°C para 2070, con respecto al período de referencia 1961-1990. Asimismo, se prevé una reducción de las precipitaciones del 10% aproximadamente en la época de lluvias, así como un aumento del nivel del mar de 29,3 cm y 95 cm para 2050 y 2100, respectivamente.

De igual forma, la incidencia promedio anual de tormentas e inundaciones de la Isla es de 82,61%. La intensidad y frecuencia de ambos fenómenos se encuentran relacionados con el cambio climático, pues el calentamiento de los océanos contribuye a su formación y evolución.

Incidencia promedio anual de fenómenos naturales en Cuba de 1990 a 2020. Fuente: Elaboración propia con datos de Climate Watch.

Las medidas de adaptación contempladas en la CND muestran las prioridades que ha establecido el país, sin embargo, el documento especifica que la implementación de las acciones dependerá de las posibilidades financieras y del financiamiento disponible.

Estas consisten en reducir la densidad demográfica en las zonas bajas costeras y la prohibición de construcciones nuevas en estas; reducir las áreas de cultivos próximas a las costas o afectadas por la intrusión salina; ajustar las actividades agropecuarias a los cambios de uso de la tierra como consecuencia de la elevación del nivel del mar y la sequía; introducir y desarrollar nuevas variedades de cultivos resistentes a los nuevos escenarios de temperaturas; llevar a cabo soluciones naturales para la conservación de las costas como la recuperación de playas y la reforestación; además de asegurar la disponibilidad y uso eficiente del agua, a partir de la aplicación de tecnologías para el ahorro y la satisfacción de las demandas locales.

De igual forma, se plantean acciones encaminadas a detener el deterioro y a rehabilitar y conservar los arrecifes de coral; fortalecer los sistemas de monitoreo, vigilancia y alerta temprana para evaluar sistemáticamente el estado y calidad de la zona costera, el agua, la sequía, el bosque, la salud humana, animal y vegetal; así como priorizar las medidas y acciones para elevar la percepción del riesgo y aumentar el nivel de conocimiento y el grado de participación de la población.

¿Qué países han presentado sus CND actualizadas?

Hasta el 26 de noviembre de 2025, 116 países habían presentado sus CND actualizadas. De estos, solo los compromisos de Noruega y Reino Unido son compatibles con la meta de mantener el incremento de la temperatura del planeta por debajo de los 2,5°C.

Países que han presentado sus CND con objetivos para 2035. Fuente: Elaboración propia con datos de Climate Action Tracker.

Las CND presentadas cubren el 78% del total de las emisiones globales y el 62,5% de la población mundial.

A pesar de las proyecciones declaradas por Cuba, de acuerdo con Climate Watch, el Índice de Preparación de la isla para afrontar los efectos del fenómeno es de 0,35, lo cual la ubica en el lugar 99 de 198 países analizados. Este índice evalúa la habilidad de una nación para obtener inversiones y convertirlas en medidas de adaptación. Mientras menor sea la cifra del índice, menos preparado se encuentra el país.

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