El próximo 2 de agosto de 2023 el consumo de recursos naturales habrá superado todos los bienes y servicios ecológicos que el planeta puede generar durante el año. Esta fecha es conocida como el Día de la Sobrecapacidad de la Tierra y, desde 1971, marca el momento en que la demanda de individuos, gobiernos y negocios excede la biocapacidad de regeneración.
Cada año ocurre más temprano: a partir de 2010 en la primera quincena de agosto; con excepción de 2020 cuando, debido a los efectos de la pandemia en la producción y las cadenas de suministro, tuvo lugar el 16 de agosto.
Actualmente la humanidad emplea recursos ecológicos que equivalen a los de 1.75 planetas Tierra.
Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender el tema y sus implicaciones.
¿Por qué ocurre la sobrecapacidad?
En 1972 se publicó Los límites del crecimiento, un informe del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). El texto señalaba que, si las tendencias de la época en población mundial, industrialización, contaminación, producción de alimentos y agotamiento de recursos continuaban, los límites del crecimiento en el planeta serían alcanzados en los próximos 100 años, lo cual ocasionaría, probablemente, un descenso repentino e incontrolable de la población y la capacidad industrial. El reporte apuntaba también la posibilidad de alterar tales tendencias si se establecía una condición de estabilidad ecológica y económica sostenible para el futuro.
Según la Red Global de la Huella Ecológica, la sobrecapacidad se encuentra impulsada por cuatro factores clave: 1) la cantidad de recursos que se consumen, 2) la eficiencia con que se producen, 3) el tamaño de la población mundial y 4) la capacidad de los ecosistemas.
La organización explica que, a través de los años, el uso intensivo de la tecnología ha contribuido a aumentar la eficiencia de la productividad, sin embargo, no ha sido suficiente para cubrir la creciente demanda de recursos naturales, incentivada por el incremento acelerado de la población: 4.139 millones de 1971 a 2021.
Al mismo tiempo, la capacidad de la biosfera para renovar sus recursos naturales y absorber desechos como el dióxido de carbono se mantiene igual. Ello implica, por una parte, que se comienzan a emplear reservas que no pueden ser repuestas a la par de la velocidad de consumo y, por otra, que se reduce la cantidad de recursos disponibles.
Un artículo publicado en 2019 por la revista Annual Review of Resource Economics mostraba que la biodiversidad había decrecido a nivel global, según las medidas de todos los índices ecológicos. Esta pérdida se encuentra asociada con el hecho de que los valores que las personas le dan a las especies favorecen la modificación y simplificación de los ecosistemas: la tierra es manejada para incrementar la abundancia de especies beneficiosas y reducir las peligrosas.
Además, los autores exponían que el incremento de la extensión de áreas dedicadas a la agricultura, acuacultura, silvicultura, minería, transporte, industria, comercio, etc., conlleva a la reducción de tierras salvajes y la pérdida de hábitats, lo cual afecta el equilibrio de los ecosistemas y puede imponer costos significativos en las generaciones presentes y futuras.
Si la demanda actual continúa, para 2030 se necesitará la capacidad de dos planetas Tierra para poder cubrirla, apunta la Red Global de la Huella Ecológica. La sobrecapacidad que impone este tipo de consumo solo será posible por un tiempo limitado hasta que los ecosistemas se degraden a un nivel en que ya no puedan recuperarse y colapsen.
¿Qué es la huella ecológica?
La huella ecológica es una medida que permite cuantificar la demanda de mercancías agrícolas, pesqueras, animales, maderas, espacio de infraestructura urbana y área requerida para absorber las emisiones de dióxido de carbono de una población.
Estas últimas representan el 60% de la huella ecológica a nivel mundial y se denominan huella de carbono. El 40% restante está conformado por la huella forestal, la de pastoreo, las zonas de pesca, las tierras de cultivo y la del suelo urbanizado.
La biocapacidad, por su parte, constituye la superficie terrestre y marina biológicamente productiva que permite elaborar los recursos que consume una población y absorber los desechos que genera.
¿Cuál es la huella ecológica de Cuba?
Si todos los países tuvieran la misma huella ecológica de Cuba, se necesitarían 1.26 planetas Tierra al año para cubrir la demanda global de recursos. La Isla alcanzó su cifra más baja en este sentido en 1972 con 0.87 Tierras, y su valor más elevado en 1989 con 1.51.
El déficit de biocapacidad de la Isla, es decir, que su huella ecológica sobrepase su biocapacidad, se sitúa en 74%, con 23.000.000 de hectáreas globales (gha, por sus siglas en inglés), cada una de las cuales es equivalente a 10.000 metros cuadrados.
En un ranking de 223 países, organizados de mayor a menor según su huella ecológica, Cuba ocupaba el lugar 95. En el mismo escalafón, pero esta vez de acuerdo con la biocapacidad, la Isla se ubicaba en el puesto 105, con 13.200.000 gha.
Este año, el Día de Sobrecapacidad de Cuba es el 25 de noviembre. La fecha de cada país depende de en cuánto el uso de sus recursos naturales es superior a su biocapacidad. En el caso de la Isla, esta diferencia fue de 8.991.688 gha en 2022, con una huella ecológica de 21.494.230 y una biocapacidad de 12.502.542, según datos de la Red Global de la Huella Ecológica.
¿Qué acciones podrían adoptarse para revertir la tendencia de sobrecapacidad?
Existen cinco áreas que definen de forma más directa las tendencias a largo plazo en cuanto a la sobrecapacidad de la Tierra: el cuidado del planeta, las ciudades, la energía, los alimentos y la población, explica la Red Global de la Huella Ecológica.
Con respecto a la primera, es necesario adoptar acciones encaminadas a la conservación y protección de las especies y los denominados puntos calientes de la biodiversidad, la restauración de ecosistemas y el empleo de agricultura regenerativa y pesca sostenible.
En cuanto a las ciudades, se requieren medidas para reducir su impacto ambiental, como adoptar medios de transporte sostenibles, la expansión del transporte público y mejorar la planificación urbana. Por su parte, en el ámbito energético, se deben promover inversiones e incentivos que permitan una transición hacia el uso de energías renovables y la descarbonización de la economía.
Para la alimentación, los puntos esenciales radican en lograr mayor eficiencia en la producción, reducir el desperdicio y disminuir la dependencia del sector de los combustibles fósiles.
En relación con la población, la Red Global de la Huella Ecológica señala que, si las familias tuvieran un hijo menos y la decisión de tener hijos se pospusiera dos años, para 2050 el Día de Sobrecapacidad de la Tierra se habría movido 49 días.