El surf en Cuba lleva años en un limbo legal. No existe en el país una federación que consolide el deporte de manera oficial, con todo lo que eso implica: competiciones internacionales, asesoría profesional, equipamiento, etc.
En este contexto, hace siete años nace Rompiente Este, un club de surf organizado por un grupo de jóvenes que practican en las costas del este capitalino. En sus inicios eran unos pocos amigos de Alamar, hoy suman más de 20 integrantes de diferentes municipios. Su principal meta es hacer que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) reconozca el surf como deporte, y fomentar su práctica desde temprana edad. En una serie de talleres educativos, Yaya Guerrero, una de las fundadoras del club, imparte nociones básicas para introducir a los más pequeños en la cultura del surf.
La comunidad de surfistas cubanos es pequeña, pero sólida.