En 2002 Cuba implementó la Tarea Álvaro Reynoso para la reestructuración de la industria azucarera, en respuesta a los bajos precios del producto en el mercado internacional y los altos costos de producción a nivel nacional. Como resultado, de los 155 centrales azucareros que entonces existían en el país, para 2021 solo quedaban 56. De igual modo, la producción de azúcar se había reducido considerablemente, de 4 057 000 toneladas (año 2000) a 480 000 toneladas (zafra de 2021–2022).
Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender los principales problemas de Cuba en la reactivación de su industria azucarera.
¿Cuáles fueron las causas de la reestructuración de la industria en 2002?
El sector azucarero cubano presentaba problemas desde mucho antes que se decidiera implementar la Tarea Álvaro Reynoso, explica el doctor en Economía, Omar Everleny Pérez Villanueva. Su puesta en práctica se debió a los bajos precios del producto en el mercado internacional, que no cubrían los costos de producción y generaban grandes pérdidas económicas al gobierno cubano. Estas pérdidas ocurrían porque el pago a los productores era mucho más alto que el ingreso obtenido por las ventas internacionales de azúcar. Para ajustar la diferencia, el Estado debía asignar fondos de su presupuesto o emplear una tasa de cambio mayor que la oficial entre el dólar estadounidense (USD) y el peso cubano (CUP). Ambas opciones se reflejaban en forma de deuda en el presupuesto nacional.
Sin embargo, también existieron otros factores. El sector presentaba bajas cifras de rendimiento y producción, como consecuencia de la escasez de combustibles, fertilizantes, pesticidas y otros insumos necesarios para la producción; sequías, plagas, huracanes; pérdida de fuerza de trabajo profesional y especializada; además de la ausencia de incentivos para los campesinos.
Pérez Villanueva señala que los ingresos de la industria azucarera cubana se empleaban en el desarrollo del turismo y la biotecnología y para apoyar los planes sociales del gobierno, por tanto, había muy poca reinversión de capital en el sector y su modernización, lo cual condujo a su obsolescencia tecnológica.
En este contexto, se concibió la Tarea Álvaro Reynoso, que tenía como objetivos la disminución de los costos de producción por tonelada de caña de azúcar, la búsqueda de mayor valor agregado y competitividad, el aumento de la producción de alimentos mediante la diversificación, y el desarrollo de una agricultura sostenible, expone un artículo publicado en la revista Población y Desarrollo.
Para ello, se planteaba la reestructuración del sector mediante la desactivación de 70 centrales azucareros que no se consideraban competitivos y la permanencia de los otros 85, de los cuales 14 se emplearían para la producción de alcohol, miel y derivados, mientras que 71 se mantendrían como productores de azúcar. Estos últimos realizarían zafras con una duración de 90 a 100 días, tendrían un rendimiento industrial de 12 % y costos de producción por tonelada de azúcar de 60 dólares y 240 pesos cubanos.
¿Cuáles fueron los resultados de la Tarea Álvaro Reynoso?
Dos décadas después, los problemas que se intentaron solucionar con su implementación aún permanecen. En junio de este año, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez reconocía que las plantaciones de caña y la industria azucarera se encontraban totalmente deterioradas, debido a la reducción de áreas de siembra y la ausencia de reparaciones en los centrales. Como resultado, desde 2012 no se cumplen los planes de zafra en el país y en cada una de las cosechas de los últimos años se obtiene menos producción de azúcar.
De la zafra de 2002–2003, la primera realizada después de la implementación de la Tarea Álvaro Reynoso, a la zafra de 2017–2018, la superficie cosechada se había reducido en 38.9 % y la producción de caña había caído aproximadamente en 25 %, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
De acuerdo con un estudio realizado en el Centro de Investigaciones de Economía Internacional de la Universidad de La Habana, con un rendimiento promedio de 10 % a 11 %, de 28 millones de toneladas de caña se puede alcanzar un volumen de producción de azúcar aproximado de 3 millones de toneladas. Es decir: por cada 9 millones de toneladas de caña, se logra una tonelada de azúcar.
Sin embargo, en la zafra más reciente (2021–2022) se obtuvieron 480 000 toneladas de azúcar de 6 millones de toneladas de caña. En otras palabras, se requirieron 12.5 toneladas de caña para producir una tonelada de azúcar.
Por otra parte, al reducirse la producción de azúcar, también han disminuido las exportaciones en un contexto internacional donde los precios han aumentado. De 2004 a 2020, las ventas de azúcar al exterior disminuyeron de 1 827 440 toneladas a 581 310 toneladas, según datos de la ONEI, con una reducción en los ingresos de 37.8 %.
De acuerdo con el doctor en Economía, Pedro Monreal González, la reestructuración “ha impedido aprovechar los altos precios actuales. Cada millón de toneladas dejadas de exportar ha privado al país de ingresos por 430 millones de dólares estadounidenses”.
¿Qué acciones ha adoptado el gobierno cubano para intentar rescatar la industria azucarera después de la iniciativa Álvaro Reynoso?
En diciembre de 2021, durante el III Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba se adoptaban 93 medidas para intentar rescatar la industria azucarera, con base en propuestas desarrolladas por un grupo temporal de trabajo que identificó los principales problemas del sector, sus causas y posibles soluciones.
Las medidas incluyeron acciones dirigidas a la generación de electricidad, la producción de caña y sus derivados, así como disposiciones sobre financiamiento, logística, gestión empresarial y ciencia, tecnología e innovación. En general, la estrategia adoptada busca lograr una diversificación de la producción, más enfocada en los derivados, como las bebidas alcohólicas, y la generación de energía a partir de la biomasa cañera, con el apoyo de inversión extranjera en diferentes modalidades.
En 2012, por primera vez, Cuba permitió la participación de empresas extranjeras en la industria azucarera nacional. Para 2022, la Cartera de Oportunidades de Inversión Extranjera cuenta con 19 proyectos en el sector, con el objetivo de modernizar e incrementar el uso de las capacidades instaladas, impulsar la eficiencia, rendimiento y calidad del azúcar, diversificar las exportaciones y aumentar la disponibilidad de subproductos y derivados.
El total de oportunidades en la industria asciende a un valor de 2 754 200 000 dólares estadounidenses y la mayoría de los proyectos se encuentran enfocados en la producción de azúcar, seguido por la elaboración de bebidas alcohólicas y, en menor medida, la obtención de derivados y la fabricación de depósitos de metal.