En 2020 la producción de leche en Cuba alcanzó el tercer nivel más bajo desde 1990, con 455 300 toneladas, según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
Por su parte, un estudio de 2017 publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) señalaba que el país debe disponer de aproximadamente 1600 millones de litros de leche al año, o su equivalente en otros lácteos, para cumplir con los estándares de consumo de leche de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés).
El texto indica que para ese entonces la producción de lácteos en la Isla alcanzaba solo el 37% de esa cantidad y su disponibilidad representaba un poco menos del 70% necesario.
Sin embargo, en las últimas tres décadas la producción nacional de leche no ha llegado ni siquiera al 1% anual de la cifra de 1600 millones de litros. Además, a partir de 1994 el sector no estatal superó la producción del estatal en más de 200 000 toneladas por año, e incluso llegó a rebasarlo en 482 100 toneladas en 2010.
Tradicionalmente, el déficit en la producción se ha cubierto con importaciones. En 2020, los valores de las compras de leche en el exterior representaron el 81.4 % de las adquisiciones de lácteos y huevos de ave, el 9.8 % de las de productos alimenticios y animales vivos y el 2.2 % de todas las importaciones del país.
No obstante, las importaciones no han sido suficientes para cubrir la demanda de leche en el país, incluso aquella destinada a los niños menores de siete años y a quienes reciben una asignación por dieta médica.
El desabastecimiento ha llevado al encarecimiento de este tipo de productos. Hasta abril de 2022, la leche líquida, la leche en polvo y el queso blanco se ubicaban en casi todos los meses dentro de los bienes y servicios con mayor variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por la ONEI.
De acuerdo con el PNUD, la crisis económica de la década del 90 en la Isla ocasionó una drástica reducción de la masa ganadera y de la productividad por vaca, la descapitalización de la actividad pecuaria, así como el deterioro de la infraestructura, el sistema de transporte y los equipos tecnológicos empleados en la industria láctea, la cual no ha logrado recuperarse hasta los niveles anteriores al denominado Periodo Especial.
Además, el texto señala que la producción lechera cubana actual depende más del tamaño de la masa ganadera y la cantidad de hembras que entran en ordeño que de la productividad por vaca.
El 2020 fue el tercer año con menor masa ganadera desde 1985, con 3 752 400 animales, de los cuales 2 474 100 eran hembras. Previamente, solo se habían alcanzado cifras tan bajas en 2005 y 2006, con 3 703 700 y 3 737 200 animales, respectivamente.
Más allá de la reducción de la cantidad de ganado en Cuba, también existen otros problemas que han contribuido a la situación de desabastecimiento de leche, a pesar de las medidas adoptadas por el gobierno cubano hace más de un año para impulsar la producción del sector agropecuario y de que la cría de ganado bovino y bufalino, así como la elaboración de productos lácteos, son de las actividades con mayor cantidad de proyectos en la Cartera de Oportunidades de Inversión del país.
En un artículo publicado en octubre de 2021, Miguel Rodríguez Gálvez, subdelegado de ganadería de Villa Clara, mencionaba que han ocurrido impagos a los productores, quienes deben esperar hasta un mes para cobrar los litros de leche que le venden al Estado. En este contexto, a los campesinos les resulta más rentable ofrecer la leche a precios más altos en el mercado informal.
Una situación similar presentaron los acarreadores, los cuales se encargan de transportar la leche desde donde se produce hasta los centros de refrigeración. Debido a la variación en los precios del acopio, estos comenzaron a percibir menos ingresos por sus servicios y algunos de ellos dejaron de realizar esta labor.
Por último, las sequías experimentadas en la Isla también han afectado la producción, pues la reducción en las precipitaciones incide en la cantidad de forraje disponible para el ganado, lo cual deriva en la disminución de su peso, su capacidad para dar leche e incluso puede llevar a su muerte.