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El derecho al aborto en Cuba no ha constituido, desde su institucionalización en los años sesenta, una parte significativa del debate social, tal vez por el poco arraigo del conservadurismo cristiano en la sociedad si nos comparamos con otras regiones de América Latina. En 1961 el aborto fue despenalizado y el procedimiento pasó a formar parte del Sistema Nacional de Salud en 1965, reconocido como un derecho humano y como una práctica para disminuir las muertes maternas.

En los últimos años, sin embargo, la interrupción voluntaria del embarazo se ha visto sometida a debate en redes sociales con una fuerte presencia de actores provida, grupos conservadores que, según la Real Academia de la Lengua, “se opone[n] al aborto inducido, a la investigación con embriones humanos y a la eutanasia”. Esta realidad, junto a la preocupación del Estado por la baja natalidad y el envejecimiento poblacional, puede ser alarmante, considerando que el derecho al aborto en Cuba no está asentado en ley.

Propaganda utilizada por el Ministerio Soplo de Vida en el poblado de Siboney, Santiago de Cuba (Tomado de la página en Facebook del propio Ministerio).

“Después de tantas décadas de práctica, sería demasiado inesperado que se eliminara de un tajo la posibilidad de abortar en Cuba”, dice la especialista Ailynn Torres Santana en un artículo publicado en la revista digital OnCuba. “Pero podría haber otros formatos. Por ejemplo, restricciones para interrumpir los embarazos, o disminución de la disponibilidad de los procedimientos (ha pasado antes, aunque por periodos localizados de tiempo y en territorios específicos)”.

Según declaraciones del Dr. Miguel Sosa Marín, especialista en Ginecobstetricia y presidente de la Sociedad Cubana de Desarrollo de la Familia al momento de ser entrevistado para el periódico Granma en 2001, si bien “el Ministerio de Salud Pública garantiza los servicios de aborto […], un objetivo principal de las autoridades sanitarias es el de disminuir estas interrupciones voluntarias susceptibles de ser evitadas”.

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En el Policlínico Comunitario XX Aniversario del poblado de Siboney, Santiago de Cuba, conocimos cómo funciona el acceso a la interrupción voluntaria del embarazo en el territorio gracias a la doctora Angelina Navarro Ramos. Según Navarro, el acceso a este servicio se realiza de dos maneras en la provincia: en el Policlínico Universitario Josué País García (perteneciente al centro urbano Abel Santamaría) se realizan las regulaciones menstruales y en el Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Zayas las interrupciones por el método de tabletas (misoprostol) y por legrado.

“Cuando llega [al policlínico] una paciente y no quiere tener el embarazo se le mandan los [análisis] complementarios de rigor y se remite al Clínico Quirúrgico”, refiere la doctora. Al preguntarle sobre posibles obstáculos por parte de la Dirección de Salud en el municipio, añade: “No sabría decirte si hay alguna directiva que regule esto, porque la natalidad está muy baja, y sé que han fomentado el programa de la pareja infértil [Programa Nacional de Atención a la Pareja Infértil]”.

“Muchas adolescentes vienen con los padres, o solas, con embarazos no deseados; no tienen condiciones habitacionales, y para que los niños pasen trabajo, mejor que aborten. Una les da una charla para que no lleguen a ese proceso. Hay que hablarles, conversar, porque [un legrado] es un procedimiento a ciegas y se han hecho perforaciones uterinas, mujeres que después del aborto no han podido salir más embarazadas”.

Sobre la disponibilidad de métodos anticonceptivos y la forma de adquirirlos en Siboney, la doctora Navarro explica que “ahora en la farmacia hay inyecciones anticonceptivas, tabletas de emergencia; en los consultorios hay DIU [dispositivo intrauterino], pero eso lleva consulta de planificación familiar. El DIU, por ejemplo, es muy agresivo para las adolescentes. Para ellas son mejores los anticonceptivos hormonales y las tabletas. También está el “implante” [anticonceptivo subdérmico], que simula un embarazo, por eso la paciente no sale embarazada. Ahora hay [disponibles en consultorios del médico de la familia] Mesigyna, T de cobre y Multiload”.

En ningún momento mencionó el uso del condón como forma eficaz de reducir el riesgo, tanto de embarazos no deseados como de contraer enfermedades de transmisión sexual.

Fachada del Policlínico Comunitario XX Aniversario, Siboney (Foto: Annery Rivera Velasco).

Sin embargo, el abastecimiento de anticonceptivos en la farmacia de Siboney no puede catalogarse como frecuente. Según la trabajadora que atiende el local (que prefirió no identificarse), los anticonceptivos “están entrando”, pero en estos momentos no hay ni por receta ni liberados. Aclara que, en general, surten también medicamentos de otros tipos al menos dos veces a la semana, pero durante la pandemia estuvieron en falta. A veces llegan anticonceptivos en inyecciones, pero recalca que no hay siempre, por lo que el público debe estar pendiente. Tampoco mencionó el condón entre los anticonceptivos que reciben y venden en la farmacia.

El transporte desde y hacia el poblado es muy deficiente. Al ser zona de playa está habitualmente concurrido, por lo que hay mayor demanda de movilidad. El transporte estatal funciona esporádicamente y el particular (camiones, principalmente) es un poco más frecuente, pero las condiciones para el traslado de personas son precarias. Esto significa un obstáculo más para quienes precisan asistir a una consulta de interrupción del embarazo, o un retraso en la llegada al centro hospitalario, que se encuentra en la ciudad. A veces el proceso es desestimado por lo engorroso y agotador que resulta acceder a él.

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El diario El País publicó recientemente un trabajo sobre las nuevas tácticas antiaborto de la ultraderecha en América Latina. Al indagar acerca de la posible presencia de esta corriente en Cuba, nos asombró comprobar que no solamente se halla operando desde hace años, sino que se ha expandido hacia varios territorios dentro del país. En una búsqueda en Internet y redes sociales acerca de los mecanismos para acceder al Servicio de Interrupción Voluntaria del Embarazo en Cuba, saltó a la vista la existencia en numerosas zonas del país de organizaciones conservadoras de carácter religioso, entre las que destaca la norteamericana Heartbeat International (HI).

Concretamente, los proyectos antiabortistas identificados hasta la fecha son el Proyecto Esperanza (asociado a HI) en la ciudad de Camagüey, con voluntariado en La Habana y Bayamo; un Centro de Ayuda a la Mujer (asociado a HI) en La Habana; el Proyecto Gabriel de la Fundación FABRE en Santiago de Cuba; y el Ministerio Soplo de Vida, perteneciente a la Iglesia bautista, con sedes en La Habana y Santiago de Cuba (asociado a HI). Todos divulgan de manera explícita en sus redes sociales el derrotero de sus esfuerzos.

En la página web del Proyecto Gabriel de la Fundación FABRE, por ejemplo, se lee que va dirigido a “adolescentes embarazadas y solteras o que no tienen trabajo ni manera de obtener ingresos. Mujeres embarazadas solteras y sin empleo, que no tienen condiciones económicas mínimas para llevar un embarazo a buen término y para criar a un niño durante el primer año de vida. Mujeres embarazadas bajo condiciones especiales. […] embarazadas que puedan tener VIH u otra condición especial, así como los niños nacidos con bajo peso”.

Proyecto Gabriel en el sitio web de la Fundación FABRE.

En entrevista a ACI Prensa concedida por la fundadora del Proyecto Esperanza, la hermana Filipa Bak, de la Congregación de la Madre de Dios de la Misericordia, comentó que “además de apoyar a las madres embarazadas, la iniciativa también busca ayudar a las mujeres que se han hecho el aborto a encontrar el perdón de Dios”. El proyecto opera en tres dimensiones: “con la mujer que se ha hecho aborto, la mujer que está embarazada y no quiere tener su bebé, y con los jóvenes que en el día de hoy perdieron el valor de la vida”. En otra entrevista, la monja polaca indicó que varias enfermeras protestantes del Hospital Gineco-Obstétrico Centenario, de Camagüey, “ofrecieron su apoyo y ayuda al proyecto provida. Con el mismo entusiasmo nos encontramos con las autoridades del hospital. El director nos dio permiso para entrar […]”.

La presencia de estas agrupaciones religiosas antiabortistas en Cuba es, cuando menos, preocupante, y el hecho de que puedan realizar su labor en los centros de salud y al interior de las comunidades de manera abierta y continuada es prueba de que, o bien las instituciones gubernamentales están mirando hacia otro lado ante estas violaciones a los derechos de las mujeres, o el acuerdo y la complicidad están sobre la mesa, pero no son de dominio público.

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En la Iglesia bautista de Siboney entrevistamos a dos de las tres integrantes activas del Ministerio Soplo de Vida. Su presidenta, Yudelmis Espinosa Peña, explica que la Iglesia siempre tiene muchos ministerios: “A través de la palabra de Dios y de los conocimientos que tenemos, ayudamos a aquellas mujeres que quieren hacerse abortos, o que se hacen un aborto y después eso les trae daños, porque no pueden tener más hijos o porque cuando se hacen abortos sufren problemas del interior”.

Cuando los miembros de Hearbeat International llegaron a Siboney, Yudelmis era una de las que estaba “marcada”, porque se había hecho un aborto a los 17 años y no había podido tener más hijos. Cuenta que se sintió conmovida, en parte por la situación que estaba viviendo en aquel momento, y decidió seguir al Ministerio. Un grupo de hermanas comenzaron entonces con esta iniciativa en Cuba, “teniendo en cuenta la situación del envejecimiento poblacional”, entre otras razones.

“Ellos sembraron esa semilla, que ha dado muchos frutos en nosotros. Y nuestra misión ha sido expandirla a más iglesias, incluso a territorios fuera de Siboney. En Bayamo, por ejemplo, tenemos voluntarios de Soplo de Vida. Hay también otras iniciativas con nombres distintos, pero significan lo mismo”.

Con respecto a la presencia del Ministerio en varias zonas de la región oriental, y en particular de la provincia Santiago de Cuba, Yudelmis afirma que debido a la situación económica del país hay muchas jóvenes atravesando por esta cuestión del aborto. Las activistas de Soplo de Vida las guían y aconsejan, pero no las obligan a nada, según entiende.

“Solamente les contamos lo que dice la Palabra. Si podemos ayudarlas en algo, lo hacemos con los recursos a nuestro alcance. Muchas personas se nos han acercado interesadas en conocer lo que hacemos y nos han ayudado con ropitas, con cosas materiales. Igualmente nos ocupamos de educarlas. Les damos clases de crianza, les enseñamos a cargar a sus bebés, cómo bañarlos, entre otras cosas”.

Al sondear la procedencia de las muchachas que atienden, la manera en que llegan a ellas y su pertenencia o no a la Iglesia bautista, Yudelmis contesta que son de todas partes. Muchas personas ya conocen la labor del Ministerio, y sus integrantes refieren estar activas en el desarrollo del mismo. Cuentan con vecinos y amigos aliados que les avisan sobre alguna joven embarazada que busca abortar. Comienzan así los primeros acercamientos para conversar, ya sea con ella o con un familiar allegado. Con la doctora Majela Venzant, otra de las integrantes del Ministerio Soplo de Vida, siempre se relacionan más porque necesitan los análisis complementarios para acceder al procedimiento del aborto. La doctora en ese momento puede tener el primer diálogo con la muchacha.

“Nos asociamos y empezamos a orar por ella, la visitamos, la vamos animando y aconsejando. Algunas ceden. Tenemos muchos videos de los bebés en el vientre. Les mostramos todo eso, les mostramos que uno piensa que con cuatro semanas no hay latidos de un corazón, y ya a las cuatro semanas hay latido, hay vida, y si hay vida ellas están matando a un ser, y a eso se le llama asesinato”, explica Yudelmis.

Este argumento resulta falso científicamente, pues no es hasta la quinta semana de embarazo que el cerebro, el corazón y la médula espinal del feto comienzan a desarrollarse, y la discusión antropológica y filosófica de cuándo podemos estimar que existe vida humana ofrece un espectro muy amplio en este sentido.

Al considerar la falta de recursos médicos con que cuenta el poblado, indagamos acerca de las maneras en que operan para llegar a zonas rurales de difícil acceso como El Oasis y Gran Piedra, donde la situación económica es peor. Según nos cuentan, han logrado establecer redes de voluntariado, aun entre las mismas chicas “perdonadas”. Por el camino de la Gran Piedra ―refiere Yudelmis― hay un bebé que nació con problemas en el corazón. La madre inicialmente quería abortar, pero las integrantes de Soplo de Vida fueron hasta su vivienda y conversaron con ella, hasta que la convencieron para tenerlo. Desde el Ministerio, según cuenta su presidenta, se sigue apoyando a la madre y a la criatura enferma. Incluso, refieren ofrecer ayuda en los viajes a La Habana que deben realizar próximamente, porque el niño tiene que operarse.

Teniendo en cuenta que existe el objetivo de promover la natalidad por parte del Sistema Nacional de Salud, fue necesario conocer si Soplo de Vida maneja alguna influencia en centros del ramo donde se brinden servicios de interrupción del embarazo. “Nunca hemos tenido problemas. Lo que hacemos es ayudar, aconsejar, por eso no creo que habría ningún problema. Si tenemos que ir con alguna a la consulta, la acompañamos”, asegura Yudelmis.

Lucía Morán Zambrano es vicepresidenta del Ministerio Soplo de Vida: “Nosotros tenemos un testimonio de una muchacha que no era cristiana. Estaba hospedada con un italiano aquí en Siboney y tenía un hijo con él. Me dice que va a hacerse un ultrasonido porque estaba embarazada y quería hacerse la interrupción. Me acababa de entrar al celular la imagen de un aborto, que cabía el bebé completico en la palma de la mano. Yo le dije: ¿Sabes lo que vas a hacer? Mira, esto es lo que vas a hacer, lo vas a matar, porque eso es una vida. Hay muchas personas que piensan, como yo pensé, que eso no está formado, que es una bola de sangre, ¡pero ya eso es una vida! Por lo menos para nosotros los cristianos, desde que cae en el vientre es una vida”.

Lucía habló con la muchacha, le contó sobre el programa y le dijo que la iban a ayudar, que no estaba sola. Se ofreció incluso a cuidar de su hijo para que asistiera a las consultas. “Se va y cuando vuelve me dice: ‘Lucía, son dos, son gemelos y los voy a tener’. Un día me los dejó en la casa porque tenía que ir a otro lado, ¡eran terribles aquellos muchachos!  La cosa es que el hombre [italiano padre de los niños] murió y ella recibió tremenda herencia por sus tres hijos. Así que ¡mira si le fueron de beneficio sus hijitos!”.

Sobre el programa Perdonadas y Liberadas, para mujeres que han abortado, Lucía confiesa: “Es verdad que restaura. Este es un programa muy útil en los tiempos que corren, principalmente para las mujeres. En mi caso, siempre estoy haciendo profilaxis. Por ejemplo, trabajo con los muchachos de la comunidad. Incluso hablamos con la [escuela] secundaria del pueblo, donde nos dijeron que podíamos dar una charla, sin nada religioso, claro. De todos modos, eso no nos interesa en este caso porque no vamos con la función de evangelizar, sino con la función de salvar. Pero en eso se quedó el proyecto, no lo hemos confirmado. La idea es educar para que los muchachos no cojan el aborto como anticonceptivo”.

A la pregunta de si ofrecen algún tipo de educación sexual específicamente para prevenir embarazos no deseados, Yudelmis y Lucía afirman que sí. “Nosotras enseñamos a los jovencitos. También hacemos conferencias para ellos, les mostramos cómo prevenir”, cuenta Lucía, quien no fue más explícita en cuanto a qué tipo de educación sexual es la que ofrecen.

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Como patrón común, estas organizaciones provida operan a través de proyectos que aseguran solventar parcialmente las privaciones y necesidades de las madres, en su mayoría adolescentes provenientes de entornos precarios y/o rurales.

En general, los proyectos se acercan a estas comunidades empobrecidas con un discurso de aliento religioso cargado de proselitismo, sustentado en la promoción del valor de la vida desde la concepción, el perdón de Dios ante lo que llaman el “pecado de abortar” y los beneficios de entregar la vida a la espiritualidad cristiana. Por otro lado, según alegan en sus redes sociales, brindan apoyo a las embarazadas durante la gestación y ayudan con algunas de las necesidades de las madres y sus hijos.

Fachada de la Iglesia bautista de Siboney (Foto: Annery Rivera Velasco).

Sin embargo, en el poblado El Oasis pudimos conversar con algunas de las muchachas que han formado parte de estos programas y nos contaron una realidad distinta. Lula, joven madre de una niña con enfermedad renal, relata que inicialmente quiso abortar, pero que en ese momento fue visitada por las activistas del Ministerio Soplo de Vida y la convencieron de que no lo hiciera. Ella decidió entonces continuar el embarazo y al quinto mes le detectaron al feto el mal funcionamiento de uno de los riñones. La bebé, explica Lula, necesita una prueba delicada con yodo, que no hay en los hospitales. Ha recurrido a la Iglesia bautista de Siboney buscando esa ayuda, pero sus gestiones no han tenido éxito.

Lula recibió una batica y unas toallitas húmedas en la actividad de presentación ante la Iglesia, en la que participó junto con otras madres. Nunca más han podido ayudarla porque, según le han dicho, no tienen con qué.

La hermana de Lula, Neyislay, nos confirma que, efectivamente, “ayuda no ha recibido ninguna, al menos que [ella] haya visto. Eso sí, Lula no se pierde los encuentros que hacen los fines de semana”, ha continuado asistiendo a las actividades que programa la Iglesia y, según afirmó, se ha convertido en miembro activo de sus filas.

Lula y su bebé en la actividad de presentación ante la Iglesia bautista del Oasis (Tomado de la página de Facebook del Ministerio Soplo de Vida).

Valentina, suegra de Javiela, otra de las muchachas captadas por el Ministerio Soplo de Vida, recuerda que esta hizo un embarazo con muchas dificultades emocionales, afectada de los nervios. Además, dos meses antes de comenzar a gestar, Javiela sufrió una operación en la que se vio muy grave, debido a una apendicitis perforada, por lo que su condición era aún más delicada.

“Ella me dijo un día: me metí en la Iglesia y entregué mi niño a Dios. Las personas de esa Iglesia han venido aquí a visitarla. Pero ayuda yo no he visto ninguna. Por suerte ella no ha necesitado nada, pero yo no he sabido que le hayan regalado nada en esa Iglesia”, cuenta Valentina.

Los testimonios obtenidos en la visita a El Oasis contradicen la información publicada en las redes sociales del Ministerio Soplo de Vida. Es válido conjeturar que las muchachas son atraídas mediante el ofrecimiento de un apoyo que luego no es cumplido a cabalidad, con la única finalidad de evitar que aborten.

Javiela y su bebé en la actividad de presentación ante la Iglesia bautista del Oasis (Tomado de la página de Facebook del Ministerio Soplo de Vida).

Al respecto, consultamos a la licenciada en Psicología Dachelys Valdés Moreno, especialista en Terapia Familiar y Psicología Clínica con más de ocho años de experiencia, acerca de las consecuencias psicológicas del accionar de agrupaciones provida como el Ministerio Soplo de Vida.

“Un embarazo no deseado resulta angustiante en cualquier circunstancia. Este es el punto de partida. Cuando una persona, de la edad que sea, considera tener un aborto, es porque ese embarazo no estaba en sus planes. Es algo que tiene un efecto emocional negativo inmediato, aunque luego se reelabore. Es un terreno desde lo psicológico muy fértil para ofrecer consuelo, comprensión y ayuda que puede venir disfrazada de manipulación”.

Contar con redes de apoyo reales se vuelve crucial para tomar decisiones informadas, y no muchas mujeres, especialmente las adolescentes, las tienen a su disposición. Ante un escenario de vulnerabilidad y vacíos de información, la combinación de la falta de esta con actitudes displicentes, confusión y demoras, frecuentemente opera en detrimento de las opciones que se poseen.

Por otro lado, según Valdés Moreno, otras mujeres temen ser juzgadas como culpables por la sociedad. Frases como “se lo buscaron”, “quién las mandó”, “no te hubieras acostado con él”, etc., colocan enteramente la responsabilidad de protegerse en las mujeres y no en sus parejas, obviando en este análisis los casos de embarazo por violación. “Al percibir ese juicio, muchas mujeres pasan las primeras semanas sintiéndose solas, no tienen a quién acudir, nadie las va a entender, nadie las va a apoyar, y aunque en algunos casos esto puede no ser así, la vivencia de que lo es para ellas resulta tan real que terminan aislándose. En esos momentos de fragilidad, de miedos, de soledad, la posibilidad de escuchar y hallar consuelo encuentra el espacio para desarrollarse”.

El Ministerio Soplo de Vida alega, según los testimonios de sus integrantes, que una de las formas de ofrecer sus servicios es mediante aliados que le informan sobre las mujeres que han decidido abortar. La vida y decisiones personales de estas mujeres se vuelven “espacio de debate” para desconocidos que se sienten con el derecho de pensar qué puede ser lo mejor para ellas y de tomar acciones al respecto.

“De repente cada situación particular de toma de decisión se ve obstaculizada por la invasión de personas ajenas a tu dinámica familiar y de vida, donde se te ‘aconseja’ sobre tu futuro, no sin dosis de juicio y culpa”, explica Valdés Moreno.

Ofrecer información científica parcializada y verdades a medias, que a veces se escudan en personas que ostentan profesiones de respetabilidad social, no significa que estas vengan siempre desligadas de prejuicios. Según la especialista, “nuestras identidades y subjetividades nos atraviesan. Desde estos espacios de poder también se puede ejercer y se ejerce violencia, al condicionar la decisión de la mujer que ha considerado el aborto como opción. Uno de los argumentos esgrimidos suele ser el riesgo de abortar de cara a la posterior salud reproductiva, dato que, si se ofrece de forma inexacta, puede derivar en la toma de decisiones que implican riesgo para la mujer o adolescente que se enfrenta a un embarazo no deseado”.

En la publicación de Human Rights WatchMéxico: Víctimas por partida doble. Obstrucciones al aborto legal por violación en México, se afirma que, “de hecho, los estudios médicos demuestran que los abortos realizados bajo condiciones médicas adecuadas son diez veces más seguros que el embarazo hasta la decimosexta semana de gestación, y que el riesgo de muerte por aborto es más bajo que el riesgo de muerte por parto a lo largo de la mayor parte del segundo trimestre”.

¿Cuánto de la vida y las condiciones de cada mujer que decide o considera el aborto se conoce realmente? La asistencia económica, ya sea con artículos o dinero, no es la única causa por la cual una mujer decidiría abstenerse de interrumpir voluntariamente su embarazo. Según Valdés Moreno, existen otros factores individuales y específicos que asisten a cada mujer que decide abortar, los cuales no son fácilmente despejados con artículos materiales, en cuanto que su origen es social, personal, muy propio.

“¿Podría considerarse manipulación la selección de términos estigmatizantes como ‘asesinato’, ‘bebé’, en vez de términos biológicos como ‘saco gestacional’ para referirse a los abortos, con el fin de conectar con las emociones y hacer aflorar culpabilidades? ¿Qué palabras se usan durante el acompañamiento a las consultas? ¿Se les explica ahí a las mujeres, más allá de cómo cargar al bebé y cómo bañarlo, que sin redes de apoyo la posibilidad de sufrir depresión posparto aumenta significativamente? ¿Se les habla de los cambios que experimentarán a nivel psicológico? ¿Que al terminar el embarazo la sociedad les criticará sus cuerpos, cambiará su identidad y las controlará con frases como ‘más mujer que madre’ para que no se desvíen de su propósito ‘biológico’ endilgado? ¿Se les habla de que un hijo no deseado traerá consigo una relación potencialmente disfuncional en tanto puede afectarse la construcción del apego, tan necesario para la madre y para el desarrollo psicológico sano del bebé en sus primeros meses de vida?”, acota la especialista.

Las narrativas empleadas por estos grupos antiaborto colocan a las mujeres en situación de ignorancia, culpabilidad e, incluso, criminalidad. Se les muestra la formación embrionaria del aparato circulatorio como prueba irrefutable de vida al hablar de presencia de latido cardiaco en la cuarta semana del embrión. En este sentido, Valdés Moreno argumenta que en el imaginario popular el corazón es un órgano vinculado de forma indisoluble a las emociones, y una vez que las personas conocen la situación de la mujer, si continúa decidida a llevar a cabo el aborto la juzgarán desde el punto de vista moral llamándola asesina.

“Como sociedad ―concluye― hemos olvidado que la venida al mundo de una hija o hijo debe darse desde el deseo y el compromiso contraído. Hemos olvidado que educar es un acto de responsabilidad, no solo de cuidadores, madres y padres, sino de la sociedad como un todo. Abandonamos a madres y padres luego del primer año de vida, incluso antes, al no crearles políticas seguras para el desarrollo de sus paternidades”.

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Resulta preocupante que hoy en nuestro país no exista un enfoque holístico con respecto a las problemáticas del aborto, si tenemos en cuenta que un conjunto de factores se aúna y puede actuar en detrimento de la adecuada salud sexual y reproductiva de las mujeres y su derecho a acceder al aborto de forma gratuita, legal y segura.

En primer lugar, el Ministerio de Educación suspendió por tiempo indefinido la aplicación de la Resolución 16/2021, que garantiza la implementación del Programa de Educación Integral en Sexualidad con Enfoque de Género y Derechos Sexuales y Reproductivos, el cual abordaría temáticas como la prevención del embarazo en la adolescencia, fenómeno que se presenta en mayor medida en el oriente del país. Asimismo, se evidencia la dificultad para acceder a métodos anticonceptivos, ya que es constatable en las farmacias nacionales el faltante de pastillas anticonceptivas y condones, y la carencia en el sistema de salud de dispositivos intrauterinos (DIU).

Si a la falta de voluntades, a los vacíos educacionales y carencias materiales se les agrega el engorroso acceso a la práctica abortiva y la actividad de los grupos conservadores antiaborto, sobre todo en sectores poblacionales muy vulnerables, el resultado es un mecanismo que condiciona a las adolescentes y jóvenes para que lleven a término embarazos no deseados, y hace pensar en una alianza tácita o solapada entre las Iglesias cristianas y el Gobierno cubano.

 

Las mujeres a las que solo se menciona por su nombre prefirieron que su apellido no apareciera en este trabajo.

Sobre el autor

Annery Rivera Velasco

La Habana (1987). Poeta, periodista independiente y activista por los derechos de la comunidad LGBTQIA+. Graduada de la Licenciatura en Estudios Socioculturales. Diplomada en Derechos Humanos con enfoque feminista por la Universidad Austral de Argentina. Especialista en Estudios y Políticas de Género con enfoque Queer por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina). Poemas, ensayos y artículos de crítica cultural de su autoría han sido publicados en revistas y antologías como La Gaceta de Cuba (Cuba), Cubanow (Cuba), Q de Quir (Cuba), Antología de la Editorial 3K (México), entre otras publicaciones.

3 comentarios

  • Muy buen artículo pero con un punto de vista demasiado radical, casi al punto del conservadurismo religioso.
    Si bien es cierto que las mujeres deben tener y en Cuba tienen el derecho al aborto legal hay varios aspectos en el contexto social e histórico cubano que han hecho del aborto más que un proceder de circunstancias específicas un método anticonceptivo más y en muchas ocasiones el principal.
    Partiendo desde que se instaurara la práctica en 1961 en Cuba no hubo un debate acerca de las implicaciones que traería su aplicación, históricamente las leyes en nuestro país se aprueban y punto. Nadie se preguntó por las consecuencias o por una infraestructura adecuada para solventarlas.
    Aquí entramos en los aspectos prácticos, es un derecho y como tal debe ser respetado, pero el hecho de que en el país los métodos anticonceptivos brillen por su ausencia no es algo nuevo, la crisis solo se ha hecho más visible en los últimos años por la inexistencia de estos. Las mal llamadas consultas de planificación familiar solo existen en la mayoría de los casos a los que he tenido acceso para utilizar el local para realizar pruebas como exudados vaginales a embarazadas orientados por el Programa Materno Infantil, no para dar atención a parejas que desean o no constituir una familia con descendencia. Por otro lado está la sombra inequívoca del Envejecimiento Poblacional, el cual se ha acrecentado en las últimas decadas por motivos muy diversos: la falta de recursos económicos y materiales para llevar a cabo la crianza de un hijo, la migración cada día más creciente, la ausencia de educación cívica en la formación del ente social que es la familia, etc. Y de esta situación el país es consciente, a tal punto de que sin caer en teorías conspirativas no sería la primera vez que desde el gobierno se promovieran la “escacez” de ciertos artículos para frenar una determinada situación.
    Y terminando habría que detenerse a pensar en las implicaciones éticas y morales que en la sociedad actual tienden a pasarse por alto, sin caer en la religiosidad. ¿Si el aborto es un derecho, la vida no lo sería también? ¿Si el ser humano un ser de derecho desde cuando se le consideraría como tal? ¿La orientación a las mujeres que desean realizarse un aborto debenir orientadas únicamente a los riesgos clínicos reales de estas prácticas o debería también darse una opinión y orientación psicológica sobre las razones o beneficios que traería dar a luz un hijo? ¿No sería mejor cuestionar por qué razones se tiene que recurrir al aborto como método anticonceptivo, si ya existen métodos 100% probados y con cero riesgo para ello, en lugar de atacar a sus detractores?

    • No creo q en el artículo se “ataque” a las personas q se oponen al aborto, la autora expone la multitud de causas q en su opinión confluyen en nuestro país y además cuestiona el sesgo de organizaciones conservadoras al abordar el asunto, Me parece un excelente artículo

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