El 26 de noviembre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a Ómicron, la nueva cepa de la COVID-19, como variante de preocupación. El primer caso fue descubierto a inicios de noviembre en Sudáfrica y ya se ha extendido a otros países.
Periodismo de Barrio responde varias preguntas esenciales para comprender las características de esta nueva cepa.
¿En qué se diferencia Ómicron de las variantes anteriores de la COVID-19?
Según el Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2, un grupo independiente de expertos que supervisa y evalúa la evolución del virus, esta variante presenta un gran número de mutaciones, en comparación con las cepas surgidas previamente.
Un artículo publicado por la revista National Geographic el 30 de noviembre explicaba que los científicos encontraron 32 mutaciones en la proteína espiga del virus, la cual es la que le permite introducirse en las células. Si esta proteína cambia demasiado, podría reducirse la capacidad de los anticuerpos para identificar al virus y combatirlo.
Desde el 9 de noviembre –cuando se detectó el primer caso en Sudáfrica– hasta fines de mes, Ómicron se había convertido en la variante predominante en ese país, con un 76 % de todas las secuencias del virus, especifica National Geographic.
La OMS ha declarado que aún no se cuenta con suficiente información acerca de Ómicron para determinar cómo las mutaciones de la nueva variante alteran el comportamiento del virus.
Una de las preocupaciones radica en que los datos preliminares parecen sugerir que con Ómicron existe un mayor riesgo de reinfección que con otras cepas; no obstante, una actualización ofrecida por la OMS el 28 de noviembre advertía que se realizan estudios epidemiológicos para determinar si el aumento del número de casos en Sudáfrica se debe, en efecto, a la aparición de la nueva variante o si pudieran existir otros factores.
¿Qué es una variante de preocupación?
Desde finales de 2020, la OMS clasifica a las diferentes variantes del virus en tres categorías: bajo vigilancia, de interés y de preocupación, según el riesgo que representan para la salud pública, con el fin de “priorizar el seguimiento y la investigación a escala mundial”.
Para ello emplea criterios como la incidencia observada o la prevalencia relativa de las cepas, detectadas en las muestras a lo largo del tiempo y en diversas ubicaciones geográficas; la presencia o ausencia de otros factores de riesgo, además de los efectos que causen en las medidas de control.
Así, las variantes bajo vigilancia (VUM, por sus siglas en inglés) son aquellas que presentan modificaciones en el genoma que puedan afectar las características del virus y parecen representar un riesgo para el futuro, a pesar de que no se disponga de pruebas claras y sea necesario esperar hasta que se obtenga más información sobre la cepa.
Por su parte, las variantes de interés (VOI, por sus siglas en inglés) muestran transformaciones en el genoma que afectan características del virus como su transmisibilidad, virulencia o cambio en la presentación clínica de la enfermedad y capacidad para evadir el sistema inmune, ser detectado por medios diagnósticos o atacado por medicamentos. La OMS clasifica dentro de este tipo de variante a Lambda y Mu, aparecidas por primera vez en Perú, en diciembre de 2020 y en Colombia, en enero de 2021, respectivamente.
Con respecto a las variantes de preocupación (VOC, por sus siglas en inglés), el Grupo Consultivo Técnico sobre la Evolución del Virus SARS-CoV-2 establece que estas poseen las mismas características que las VOI, pero en un mayor grado, es decir, debe haberse demostrado –tras una evaluación comparativa– que las mutaciones en el genoma resultan significativas para la salud pública mundial.
Actualmente, la OMS incluye a cinco cepas dentro de esta categoría: la Alpha (detectada por primera vez en Reino Unido en septiembre de 2020); la Beta (primera muestra obtenida en Sudáfrica en mayo de 2020); la Gamma (documentada en Brasil en noviembre de 2020); la Delta (descubierta en India en octubre de 2020) y la Ómicron.
¿Por qué aparecen nuevas variantes del virus?
La OMS expone que los cambios en los virus a través del tiempo resultan un comportamiento normal. La mayoría de estas transformaciones no generan efectos sobre sus propiedades; aunque, en ocasiones, algunos de estos cambios sí influyen en la facilidad de propagación, la gravedad de la enfermedad asociada o la eficacia de vacunas y tratamientos.
De acuerdo con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), a medida que el virus se extiende tiene más posibilidades para desarrollar mutaciones, las cuales pueden ser monitoreadas al comparar las características físicas de las variantes, como la resistencia a los tratamientos, o sus códigos genéticos.
¿Qué recomendaciones ha emitido la OMS ante la aparición de Ómicron?
La OMS ha llamado a los países a intensificar las actividades de vigilancia y secuenciación, con el fin de conocer mejor las cepas en circulación; enviar las secuencias completas del genoma y metadatos conexos a bases de datos públicamente disponibles; así como notificar a la Organización los casos o conglomerados de infección por las variantes de preocupación.
Además, en el caso de los países que posean capacidad suficiente, realizar estudios en el terreno y análisis en laboratorios que permitan ampliar el conocimiento acerca de los efectos de tales variantes.
De igual forma, recomiendan la aplicación de medidas sociales y de salud pública de eficacia demostrada, como el uso de cubrebocas, el lavado de manos, el distanciamiento físico, la ventilación de espacios interiores, la no asistencia a lugares concurridos y la vacunación.
¿Qué medidas ha adoptado Cuba para hacer frente a la nueva cepa?
El 29 de noviembre, el Ministerio de Salud Pública (MINSAP) informó las nuevas medidas para el control de viajeros internacionales por la aparición de Ómicron. Las acciones, en vigor a partir del 4 de diciembre, establecen una serie de requisitos para la entrada al país.
Las personas procedentes de Bélgica, Israel, Hong Kong, Egipto, Turquía, Angola, Benín, Burkina Faso, Burundi, Cabo Verde, Camerún, Chad, Comoras, Costa de Marfil, Eritrea, Etiopía, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea, Guinea-Bisáu, Guinea Ecuatorial, Kenia, Liberia, Madagascar, Malí, Mauricio, Mauritania, Níger, Nigeria, República Centroafricana, República del Congo, República Democrática del Congo, Ruanda, Santo Tomé y Príncipe, Senegal, Seychelles, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Sudán del Sur, Tanzania, Togo, Uganda, Yibuti y Zambia deberán presentar una prueba PCR con resultado negativo, realizada como máximo 72 horas antes del viaje; mostrar un esquema de vacunación completo; y la toma de una muestra para PCR-RT en el punto de entrada a la Isla.
Además de cumplir con estos requisitos, quienes arriben desde Sudáfrica, Lesoto, Botsuana, Zimbabue, Mozambique, Namibia, Malawi y Esuatini deberán realizar cuarentena obligatoria por 7 días en un hotel, con los costos de alojamiento y transporte cubiertos por el viajero. En el sexto día se les realizará una nueva prueba PCR-RT y, en caso de ser negativa, serán dados de alta de la cuarentena al día siguiente.