El 15 de diciembre de 2019 había pasado más de un año del nacimiento de mi primera hija, Marina. Sé que el nacimiento de un ser humano debe ser el día más feliz de la vida de cualquier persona; pero recuerdo el nacimiento de Marina, también, como el día que me quise morir. Tardé más de un año en reconciliarme con todo lo que había pasado desde mis primeras contracciones hasta mi salida del hospital América Arias, ubicado en el capitalino municipio de Plaza de la Revolución. Hice silencio, conversé con mi pareja, lloré, vi series de televisión, leí artículos académicos y, un día, el 15 de diciembre de 2019, escribí lo que me había sucedido.
Mandé mi testimonio al medio digital elTOQUE con la esperanza de que si había alguna mujer como yo cerca, no se sintiera sola. Gritar mi historia, permitir que otros ojos la manosearan, era mi forma de curarme. No sabía que, contando mi historia, diciendo que el día que nació mi hija no fue el más feliz de mi vida, que me quise morir y bien, y que esas ganas de morirme habían sido causadas por la violencia obstétrica, terminaría liberándome.
Cuando se publicó el texto recibí una avalancha de comentarios públicos y privados. Mujeres de todas las edades me contaban sus historias, encontraban en ese sitio digital un espacio de reconocimiento, de desahogo, de sanación. Había otras mujeres que, como yo, también se habían querido morir el día que nacieron sus hijos. El eco de cada una de nuestras historias resonó en otra y en otra y en otra. Por un instante que dura hasta hoy me sentí acompañada. Esa compañía me permitió sanar.
La violencia es violencia es violencia es violencia… Reconocerla es el primer paso para deconstruirla. Y para reconocerla hay que contarla. “Se va a caer: por un país sin patriarcado” es una iniciativa de Periodismo de Barrio liderada por Geisy Guia Delis, nuestra directora de pódcast. Durante más de un año, Geisy ha acompañado y producido investigaciones que descubren experiencias como la mía en las más disímiles áreas de la vida cotidiana en Cuba.
En marzo de 2021 la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) anunció la creación de un Observatorio de Género que incluiría registros actualizados de feminicidios y otras expresiones de violencia machista en Cuba. Solamente en lo que va de año, la plataforma independiente Yo sí te creo Cuba ha contabilizado 20 feminicidios y un asesinato por razones de género en la Isla, y la última Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género en Cuba (2016) mostró que el 39,6 % de las mujeres cubanas ha vivido violencia a lo largo de toda su vida.
Repito: 39,6 %.
39 de cada 100 mujeres.
El otro 61 % puede que también la haya experimentado, pero tal vez no la percibe, o no sabe nombrarla. No la saben nombrar, quizás, porque debemos volver al inicio, a la manera en que la gente aprende a nombrar la realidad, reconociéndose como parte de esta. Muchas mujeres que comentaron aquel testimonio publicado en 2019 no se sabían víctimas de violencia obstétrica. Fue la narración, la historia en primera persona, desde el dolor, la rabia, la confusión, las ganas de sanar, lo que permitió que otras mujeres se reconocieran y, reconociéndonos, fuimos más conscientes y aprendimos a nombrar.
Violencia obstétrica, violencia psicológica, violencia doméstica, violencia sexual, violencia física, violencia económica, violencia patrimonial, violencia social, matrimonio infantil…
Una mujer que disiente, una mujer que aborta, una mujer musulmana, una mujer víctima de abuso doméstico y una mujer que pare tienen en común en esta serie las diferentes formas de violencia a las que son sometidas, pero también su capacidad de resiliencia. Lanzamos estos testimonios al aire con la esperanza de que otras mujeres se sientan reconocidas, apoyadas, acompañadas; con la esperanza de que nuestro Periodismo de Barrio sirva como ágora para contar nuestras historias, y para que ese gesto continúe ayudando.
La violencia es violencia es violencia es violencia…