El turismo ha sido uno de los sectores económicos más afectados por la pandemia. En 2020, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estimaba que los efectos de la COVID-19 en el turismo global serán mayores que los provocados por la crisis financiera de 2008: entre 100 y 120 millones de empleos en riesgo; pérdidas billonarias en exportaciones del turismo; y una reducción de 1.5 % a 2.8 % del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
A fines de diciembre de 2020, Cuba había experimentado una reducción de 74.6 % en la llegada de visitantes internacionales con respecto a 2019. Para febrero de 2021, el descenso había sido de 95.5 % en comparación con los meses de enero y febrero del año anterior.
Esta reducción no solo fue resultado del cierre de fronteras implementado por Cuba, sino también de las restricciones impuestas a la movilidad por los demás países, con el fin de contener los contagios.
De acuerdo con la CEPAL, Cuba tiene un sector exportador de servicios turísticos diversificado y superavitario, los cuales son una fuente importante de divisas y empleo: alrededor de 273 000 trabajadores –el 6 % de las personas ocupadas– laboran en hoteles y restaurantes; los ingresos asociados al turismo internacional ascendieron aproximadamente a 2 968 millones de pesos convertibles (CUC) en 2018; y, en 2019, el sector contribuyó en 10.3 % al PIB nacional.
Precisamente por la participación que posee el turismo en el PIB nacional, su reducción podría ocasionar un descenso de dos puntos porcentuales en este indicador, además de una contracción de entre 10 % y 20 % de las exportaciones de bienes y servicios totales de la Isla, explica un informe publicado por la CEPAL. De hecho, los ingresos del turismo internacional representan el 22 % del total de las exportaciones cubanas, detalla la ONU.
Al mismo tiempo, la mayor parte de los ingresos del sector turístico provienen de los visitantes extranjeros, con un poco más del 70 % del total, según la CEPAL.
¿Qué ha hecho Cuba para reactivar el turismo?
Con el fin de limitar los efectos negativos de la pandemia en el sector, a partir de julio de 2020 Cuba abrió sus fronteras a los visitantes internacionales, limitados, en un primer momento, a la estadía en las instalaciones turísticas de los cayos ubicados en la costa norte de la Isla, sin posibilidad de desplazarse a otras locaciones del territorio nacional.
Posteriormente, se comenzó a recibir turistas en el resto del país; pero con la implementación de diversos protocolos de seguridad, destinados a limitar los contagios. Así, el Ministerio de Turismo cubano establece que los viajeros deben contar con una prueba RT-PCR con resultado negativo, realizada 72 horas antes de su arribo a la Isla, además de otra que deberán hacerse en los aeropuertos al llegar al país.
Asimismo, los visitantes deben contar con una póliza de seguro que cubra la COVID-19, o comprarla al llegar a Cuba, con un costo de 30 dólares estadounidenses (USD) o su equivalente en otra divisa. También, resulta obligatorio el uso de mascarillas en las instalaciones turísticas donde se alojen hasta que se tengan los resultados de la prueba realizada en el aeropuerto.
Por otra parte, se ha iniciado un proceso de evaluación de las instalaciones turísticas extrahoteleras para conferirles la Certificación Turismo + Higiénico y Seguro, creada por el Ministerio de Turismo y el de Salud Pública.
Esta certificación es otorgada después de determinar el cumplimiento de protocolos higiénico-sanitarios y de seguridad, como medidas de distanciamiento físico; garantía de desinfección de manos y superficies; realización de controles diarios de salud y temperatura a trabajadores y turistas; presencia las 24 horas de médicos, enfermeras y técnicos de higiene y epidemiología, entre otros.