El Centro Histórico Urbano de Guanabacoa, que abarca un total de 92 manzanas, fue declarado Monumento Nacional en 1990. Sin embargo, muchas de sus viviendas se encuentran en estado deplorable.
Quienes viven en la zona están sujetos a la Ley de Protección del Patrimonio Cultural, aprobada en 1977, que establece la obligación del propietario o poseedor del bien de “garantizar su conservación y absoluta integridad”. También dispone que dichos bienes “no podrán ser destruidos, remozados, modificados o restaurados sin previa autorización del Ministerio de Cultura” (Artículo 7).
Por falta de poder adquisitivo, muchos guanabacoenses dependen del gobierno para arreglar sus casas. Otros las han reparado a riesgo de destruir su valor patrimonial, o han buscado maneras de sortear la Ley. Es común, por ejemplo, que construyan una casa dentro de otra: la fachada original, derruida, lleva a una especie de portal sin techo que da a la puerta de la nueva casa. Así se salvan de la destrucción sin irrespetar el patrimonio.
José
José Camejo vive en Santa Ana entre Lamas y Cruz Verde desde 1940. Sus padres se mudaron a esta casa con techo de madera, dos cuartos, construida en la década del 30, cuando él tenía apenas siete años. Ya tiene 86. Aquí nació y vive su descendencia.
El tornado que sacudió La Habana en enero de 2019 le afectó el techo y parte de la estructura. “No se podía estar aquí adentro cuando llovía”, cuenta José. Entonces le aprobaron un subsidio que pudo terminar de ejecutar a mediados de 2020: reparó la cocina y puso el techo de placa, excepto en la sala, porque “no alcanzó el dinero”.
“Quise cambiar la fachada y un inspector me dijo que no podía porque es patrimonio. Le expliqué que la puerta está mala y quiero poner otra. Dijo que tenía que quedarse así, que yo podía arreglarla sin afectar la vista. Me pregunto de dónde voy a sacar ese tipo de tablas…”.
Disney
“Vivo aquí hace 18 años. Aquí me dedico a arreglar sombrillas, pero ya nadie arregla sombrillas porque la gente necesita el dinero para comprar comida.
“Mi casa está así desde el ciclón Irma (2016). Cuando aquello vino una [funcionaria] del Poder Popular, se sentó, tomó fotos, hizo el papeleo y me dijo: ‘No vayas más al gobierno, que se te va a reconstruir la vivienda’. Y nada. Cuando volví a ir ya ella no trabajaba ahí”.
Disney Ávila Expósito, 67 años. Calle Camareras, entre Venus y Aranguren.
Celestino
La casa de Celestino Caraballosa (Cadenas entre División y Versalles) tiene tres cuartos, cocina, baño, patio y traspatio. Tres ventanas grandes en la fachada. Celestino calcula que fue construida en el siglo XVIII. Antes era un taller textil, explica. Después se la cedieron a sus padres, en 1956, cuando él tenía diez años.
El huracán Irma le afectó los cimientos y le echó abajo gran parte del techo. Celestino, panadero jubilado, no ha podido costear la reparación. “Yo estoy en eso del subsidio, pero mis expedientes están extraviados. Además, no podemos hacer ningún tipo de arreglo. No se puede tocar nada. Entonces quedaron en que iban a repararla, pero al final nada”.
Yúnior y Ketty
En enero pasado, Yúnior Hernández Rodríguez y su esposa Ketty Morales Lois, ambos de 32 años, compraron un lugar que consideran histórico: la casa del pianista Bola de Nieve. “Él no nació aquí, pero fue donde más tiempo vivió en Guanabacoa”, explica Yúnior. “Aquí se hicieron las grandes fiestas de sus allegados y, en algún momento, fue una residencia familiar”.
Se la compraron a un sobrino del artista: portal, sala, patio interior, patio trasero y al fondo una construcción de dos plantas: en la superior dos habitaciones; abajo, baño, cocina y saleta. Es un lugar inmenso, pero arruinado, en calle Nazareno entre Maceo y Luz. Yúnior no tiene idea de cuánto puede costar reconstruirlo.
“Yo sé que es una locura, que podía haber comprado otra cosa, pero nada con este espacio ni con esta historia. De momento, tenemos el proyecto de arquitectura, las licencias. Las cosas han fluido. Mandé cartas al Poder Popular y a la directora del museo municipal. He tocado muchas puertas. Yo no quiero subsidio, sino que me den la oportunidad de comprar los materiales, porque eso es un tema complicado. La idea es restaurar la parte de atrás, y seguir para adelante poco a poco, pero manteniendo la estructura original”.