El 20 de mayo pasado, durante la conferencia de prensa sobre el enfrentamiento a la COVID-19, el Dr. Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública cubano, mencionó posibles factores en la resistencia al virus SARS-CoV-2, según los distintos grupos sanguíneos.
El doctor citó investigaciones preliminares que identifican a personas del grupo sanguíneo A como las más vulnerables. Se trata de dos estudios: uno de la Agencia Federal Médico Biológica de Rusia (FMBA) y otro perteneciente al Hospital Zhongnan de la Universidad de Wuhan, China.
La información despertó algunas inquietudes en la ciudadanía.
Sin embargo, como también aclaró el Dr. Durán en su intervención, estos estudios son aproximativos, pues se trata de investigaciones médicas que aún no han sido confirmadas. Hasta el momento, los principales factores de riesgos ante el SARS-CoV-2 siguen siendo: edad, exposiciones a altas cargas virales –en aglomeraciones y espacios cerrados–, enfermedades preexistentes –hipertensión arterial, diabetes, obesidad, enfermedad pulmonar obstructiva crónica–, antecedentes de tabaquismo, entre otros.
Veronika Skvortsova, directora de la Agencia Federal Médico Biológica rusa, declaró a TASS que el grupo sanguíneo A prevalece entre los infectados de ese país, por una gran diferencia respecto a otros. “Es un detalle sumamente interesante, el cual se encuentra también en publicaciones extranjeras y quedó definitivamente comprobado en los centros de la FMBA”, aseguró.
En segundo lugar se encuentran los grupos O y B; al tiempo que el AB presenta menor cuantía –este es el grupo menos frecuente: el 0,6 % de la población mundial tiene AB- y el 3,4 % AB+, según estimaciones.
Skvortsova afirma que esto podría explicarse con la prevalencia de cada grupo sanguíneo entre la población: el A el más común –se calcula que el 35,7 % y 6,3 % de la población mundial comparten los grupos A+ y A-, respectivamente.
Por otro lado, los investigadores chinos tomaron muestras de sangre a 3 694 personas en Wuhan, ciudad donde comenzó la pandemia. El porcentaje de distribución obtenido fue:
- Grupo A: 1 188 (32,16 %)
- Grupo B: 920 (24,90 %)
- Grupo AB: 336 (9,10 %)
- Grupo O: 1 250 (33,84 %)
También recolectaron muestras a 1 775 pacientes infectados por coronavirus que mostraron una distribución de:
- Grupo A: 670 (37,75 %)
- Grupo B: 469 (26,42 %)
- Grupo AB: 178 (10,03 %)
- Grupo O: 458 (25,80 %)
El resultado de la investigación arrojó que el grupo A presentó un mayor riesgo de padecer la COVID-19. Mientras, el grupo O presentó un menor riesgo de infección.
Según el informe, de 206 pacientes fallecidos por el nuevo coronavirus en Wuhan, 85 tenían sangre tipo A, cifra superior (en un 63 %) a los 52 fallecidos con tipo O. El patrón existía en diferentes grupos de edad y género.
“Las personas del grupo A podrían necesitar una protección especialmente fortalecida para reducir la posibilidad de infección. Los contagiados de este grupo sanguíneo, requerirían más vigilancia e intenso tratamiento”, apuntaron los médicos.
No obstante, la investigación reconoce varias de sus limitaciones: pequeño número de pacientes; datos incompletos sobre el estado de las condiciones médicas crónicas –enfermedad vascular, diabetes mellitus y enfermedad pulmonar obstructiva crónica–; así como carencia de información sobre la edad y el sexo de los sujetos.
Advirtieron igualmente que, dadas estas condiciones, es prematuro utilizar dicho estudio para guiar la práctica clínica en este momento. “Pero debería alentar más investigación de la relación entre el grupo sanguíneo y su susceptibilidad ante la COVID-19”.
Sobre esta investigación, el medio Verificado alerta: “Tomar un muestreo en una sola región geográfica, donde puede existir un grupo sanguíneo predominante, hace que el resultado del estudio se vea afectado y no sea representativo, en el caso de una pandemia”.
Este proyecto fue apoyado a través del programa de Microgrants Check Global COVID-19.
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