Las noticias sobre la pandemia de COVID-19 inundan los medios de comunicación de todo el mundo. Muchas acuden a la opinión de expertos, otras cuentan resultados de investigaciones científicas. Pero, ¿cuáles son las claves para confiar en una nota con información científica? En la búsqueda de información de calidad, hay algunos elementos básicos para tener en cuenta. A continuación, varios consejos para reconocer si un artículo periodístico sobre un tema científico es confiable:
1. La opinión de expertos y el consenso amplio dentro de la especialidad
Sin desmerecer el valor de la experiencia en la profesión, tenemos que tomar con pinzas a los artículos que sólo se basan en la opinión personal de una autoridad, sea médico o científico. Para reconocer en qué medida lo que se menciona es confiable, debemos reconocer si hace referencia a consensos amplios dentro de la especialidad. Aún en temas en los que hay un acuerdo muy amplio entre los especialistas, siempre es posible encontrar investigadores con una versión alternativa.
Es importante identificar si un artículo periodístico está reflejando una opinión minoritaria dentro del campo de estudio, porque se corre el riesgo de creer que hay debate cuando en la práctica no lo hay. Por ejemplo, pese a que el 99% de la comunidad científica especializada coincide en que el calentamiento global es real y producto de la actividad humana, un estudio reciente muestra que aproximadamente la mitad de las notas periodísticas sobre el tema resaltaron la opinión de quienes no creen en el cambio climático.1
2. La publicación científica: otros investigadores del campo tienen que revisar el trabajo de forma independiente
Toda investigación científica de calidad se publica en revistas internacionales con referato. Esto quiere decir que el proceso de investigación siguió lo estándares de calidad necesarios. Para que una revista científica acepte publicar un trabajo, otros investigadores del campo tienen que revisarlo de forma independiente y concluir que tiene una calidad suficiente. Estos investigadores independientes llamados referees o “árbitros” pueden pedirle a los autores justificar o atenuar afirmaciones o llevar a cabo experimentos adicionales.
Una nota periodística que comunica un hallazgo publicado con opiniones de varios expertos suele brindarnos una confianza mayor que una noticia que sólo menciona opiniones personales de expertos. La calidad de la revista internacional nos hace pensar a muchos científicos que pasó por una evaluación exigente, ya que los referees suelen ser especialistas mundiales. Pero este proceso lamentablemente no es infalible.
El caso más paradigmático ocurrió cuando una investigación publicada en The Lancet, una de las revistas médicas más prestigiosas del mundo, mostró supuesta evidencia de una relación entre el autismo y la vacuna contra el sarampión. En 2010, la revista encontró fraude en el proceso de selección de los pacientes y retiró el artículo, pero el daño ya estaba hecho: en 2008 hubo un resurgimiento fuerte del sarampión en el Reino Unido asociado a una baja significativa en la vacunación.2
3. La replicación de experimentos para que la evidencia se vuelva confiable
Otro problema asociado es que, aunque se haya hecho un experimento científico y se haya publicado en una revista internacional con referato, pasando por el control de investigadores independientes, es común que el hallazgo no pueda ser repetido por otros laboratorios. Un estudio eligió 53 trabajos publicados sobre posibles tratamientos para el cáncer considerados importantes por la cantidad de veces que habían sido citados. El estudio intentó replicar los hallazgos y no pudo en el 89% de los casos3. Se estiman cifras parecidas en el resto de la ciencia4,5.
Esto sucede no necesariamente por mala fe de los autores del trabajo original, sino que a veces se usan equipos, métodos y poblaciones levemente diferentes y, a veces, la misma práctica de investigación lleva a tomar decisiones que sesgan los resultados a favor de la hipótesis que los investigadores querían sostener. Aún así, los métodos científicos hacen que la minoría de hallazgos que sí logra replicarse a través de los años vaya constituyendo evidencia en la que podemos confiar.
4. Grupos oficiales de especialistas
En definitiva, no siempre podemos esperar a que se publiquen investigaciones científicas para tomar decisiones a nivel de las políticas públicas. Más aún, aunque se publiquen, no todos están entrenados para interpretar las publicaciones. Por lo tanto, hay que recurrir a especialistas.
En el caso del coronavirus, antes de priorizar la opinión de un solo experto o una sola nota periodística, podemos recurrir a comunicaciones del Ministerio de Salud, el Ministerio de Ciencia y Tecnología, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las asociaciones médicas o científicas especializadas en infectología, virología, inmunología y epidemiología, que en efecto funcionan como sistemas de referato entre especialistas para comunicar opiniones consensuadas y recomendar políticas basadas en evidencias.
¿Qué sirve entonces? ¿A qué creerle?
Además de mantener una mirada alerta y crítica, los signos más valiosos para reconocer que una nota periodística está transmitiendo información confiable son los siguientes:
- Presenta resultados de varios trabajos científicos realizados por distintos grupos de investigación que arriban a conclusiones similares y que fueron publicados en revistas internacionales. Esto da una noción de la solidez de los resultados.
- La noticia se acompaña con opiniones de expertos independientes que no participaron de las investigaciones originales y, por lo tanto, aportan un punto de vista más amplio. Por otra parte, en general estos colegas cumplen el rol de controlar que en el afán por contar una historia no se está sobrevalorando un descubrimiento.
- Ninguna investigación científica es definitiva ni libre de críticas. Un signo que aporta confiabilidad en la noticia es cuando los mismos investigadores consultados reconocen las limitaciones de su trabajo, los puntos débiles.
Por último, dos reglas de oro
- Hay que leer el contenido completo de las notas, no solamente el titular. Los títulos no los suele escribir el periodista y, generalizando, están hechos para atraer la atención y sumar clicks. Por eso, suelen desvirtuar el contenido de la nota.
- “Las afirmaciones extraordinarias requieren de evidencia extraordinaria”, decía Carl Sagan. Por ejemplo, decir que el medicamento X cura el coronavirus porque un laboratorio científico ya lo probó “en 7 pacientes” con excelentes resultados no tiene mucho valor. La evidencia confiable requiere muestras grandes con muchos pacientes o participantes, controles aleatorizados y replicaciones independientes en distintos lugares del mundo.
Notas:
1 Petersen, A. M., Vincent, E. M., & Westerling, A. L. (2019). Discrepancy in scientific authority and media visibility of climate change scientists and contrarians. Nature communications, 10(1), 114. https://www.nature.com/articles/s41467-019-09959-4
2 Eggerston, L. (2010). Lancet retracts 12-year-old article linking autism to MMR vaccines. CMAJ. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2831678/
3 Begley, C. G., & Ellis, L. M. (2012). Raise standards for preclinical cancer research. Nature, 483(7391), 531-533.
4 Open Science Collaboration. (2015). Estimating the reproducibility of psychological science. Science, 349(6251), aac4716. https://science.sciencemag.org/content/349/6251/aac4716
5 Ioannidis, J. P. (2014). How to Make More Published Research True. PLOS Medicine, 11(10), 1-6. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4204808/
*Este artículo, de los autores Daniel Low y Guillermo Solovey, fue publicado originalmente por Chequeado.
Daniel Low tiene una Maestría en Ciencias Cognitivas de la Universidad de Trento y es estudiante de doctorado en Biociencia y Tecnología de la Voz y la Audición de la Universidad de Harvard y MIT.
Guillermo Solovey es doctor en Física de la Universidad de Buenos Aires (UBA), miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, investigador en el Instituto de Cálculo y profesor en el área de Ciencias Cognitivas.