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Naranjito, un río de desesperanzas

El Naranjito es afluente del río Almendares. Antes de llegar al barrio homónimo del municipio Boyeros, pasa por Santa Amalia y 10 de Octubre. Sus aguas arrastran todas las aguas residuales de las comunidades aledañas, así como toda la basura que se arroja a él.

Los pobladores de Naranjito son afectados por la contaminación. Aunque la mayoría de ellos mantiene una actitud irresponsable ante la preservación de la higiene del río, no en todos los casos es así. Roberto Fuentes Bolaños, quien a sus 85 años parece haber perdido las esperanzas de ver una comunidad próspera, dice: “Nos han olvidado completamente, nadie hace caso, ni el MINSAP, ni las autoridades de la provincia. He vivido aquí por 45 años y la situación de la higiene cada vez es peor, yo sigo intentándolo pero necesitamos ayuda del gobierno”.

Roberto Fuentes Bolaños (Foto: Carlos y César Vilá).

La comunidad, carente de contenedores de basura, se ha visto forzada a establecer áreas donde acumulan todo tipo desechos, lo cual ha creado un ámbito en extremo precario e insano para los habitantes de la zona.

Área de desechos cercana al río (Foto: Carlos y César Vilá).
Área de desechos cercana al río (Foto: Carlos y César Vilá).

Según nos cuenta Vladimir Puentes, vecino de la zona, la solución que han encontrado para deshacerse de estos amontonamientos de basura es quemarlos mensualmente: “Yo vivo justo al lado del basurero y cuando este es quemado tengo que irme, del olor tan fuerte. ¡Imagínense!… Plásticos, nailon, latas y hasta animales muertos”.

Vladimir Puentes (Foto: Carlos y César Vilá).

Según testimonio de Ramón González, la peor etapa para la comunidad viene con las crecidas. “Tienen que ver cómo arrastra basura el río –dice–, observen ustedes mismos cómo al volver a su normalidad quedan inundados de basura sus alrededores; y ahí vienen las enfermedades y las epidemias”.

Ramón González (Foto: Carlos y César Vilá).
Tras la crecida del río (Foto: Carlos y César Vilá).
Señalización que es regularmente ignorada (Foto: Carlos y César Vilá).

Nos cuenta Daniel, quien vive ahí hace más de 30 años, que la situación siempre ha sido la misma. “Ya esto no lo arregla nadie. Se nos fue de las manos hace mucho tiempo… Son tantos los problemas que tenemos por resolver…”. Le preguntamos qué lo afectaba más. “La peste y los mosquitos llegan a ser insoportables”, dice.

Daniel (Foto: Carlos y César Vilá).

Otro de los entrevistados, que quiso permanecer en el anonimato, nos comenta que a pesar de ser consciente del estado de contaminación del río, este es su única fuente de acceso al agua: “Aquí lavo mi ropa y lavo estos pomos que vendo como materia prima”.

Entrevistado anónimo (Foto: Carlos y César Vilá).

A orillas del río podemos observar cómo gran parte de esta contaminación es provocada por la inconciencia que se ha creado en este pequeño pueblo. Es notable el hecho de que, a pesar de manifestar un gran sentido de pertenencia sobre este espacio, sus habitantes lo asumen ya como un basurero natural. En una de nuestras visitas a Naranjito, tuvimos una decepcionante experiencia: al reclamo nuestro hacia uno de sus pobladores de no arrojar una bolsa de basura al río, nos contestó con una pregunta: “¿El río es de ustedes?”.

Detalles de la orilla del río (Foto: Carlos y César Vilá).
Detalles de la orilla del río (Foto: Carlos y César Vilá).
Detalle del río (Foto: Carlos y César Vilá).

Un recorrido por las inmediaciones del río Naranjito deja un sinsabor en aquel que lo visita, mezcla de tristeza, decepción y molestia ante la indiferencia de industrias y pobladores, que muestra la falta de compromiso y lo mucho que queda por hacer en comunidades periféricas como esta.

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