Luego de mucho andar y preguntar, llegamos a la Base de Pesca Deportiva “Bernardino García”. Allí encontramos a varios pobladores, incluidos algunos pescadores y dueños de barco, que no entendían por qué la Oficina Nacional de Administración Tributaria les cobra un impuesto –entre 90 y 300 CUP, según el tamaño de la embarcación– para el saneamiento o limpieza de la bahía de La Habana, y sin embargo se encuentra más sucia. Sus embarcaciones, pues, se deterioran cada vez más rápido. Esto los incomoda enormemente, ya que no pueden navegar si el navío no cumple con los requisitos estéticos y de seguridad, los colores reglamentados, nombre, tomo y folio. Debido a la contaminación, cada tres meses tienen que sacar sus barcos para pintarlos. Este tratamiento tan frecuente disminuye su vida útil, lo que atenta contra el sustento de los pescadores y sus familias.
Otras de las consecuencias de la contaminación excesiva es que los peces que nadan y se alimentan cerca de la superficie (pez de vuelo) presentan un notable sabor a petróleo, y esto deja fuera una de las pocas variantes de alimentación que están, literalmente, al alcance de la mano.
Como principal contaminante se mantiene la Refinería “Ñico López”, que expulsa sus desechos tanto al aire como al agua. Cuando quema combustible, el aire se vuelve denso y rojizo, y cuando llueve pueden desbordarse las trampas y derramarse mucho crudo. Gran parte de este va a parar a las costas de Regla y Casa Blanca.
Otro gran contaminante es el río Martín Pérez, que arrastra grandes cantidades de basura a la bahía: pomos, latas, animales muertos, aguas negras… Gracias a la existencia de un pequeño pero importantísimo parche de área boscosa de mangles, se logra reducir en cierta medida el deterioro de las aguas de la bahía por esta causa. Lo mismo sucede con el río Luyanó.
Los buques mercantes aportan considerables cantidades de desecho, así como los vecinos de las comunidades aledañas.
La contaminación de estas aguas afecta asimismo a otras especies cuya dieta básica la constituyen las plantas que crecen en las cercanías de la bahía: ovinos, vacunos y equinos.