El fotógrafo Carlos Otero ha navegado en su tabla de Paddle Surf el río Quibú. Considerado uno de los más contaminados de la ciudad, el Quibú transita por 16 consejos populares de la capital en sus casi 20 kilómetros de recorrido. Cubanacán, Los Pocitos, La Lisa y El Palmar son algunos de ellos. Carlos, sin embargo, solo llegó hasta las escuelas de arte. No pudo navegar más allá del reparto Cubanacán porque dos pescadores de clarias le advirtieron que a partir de ahí el río no era navegable.
En su desembocadura, que divide Flores del reparto Náutico, el fondo es sintético. Kilogramos de basura cubren su lecho y sus orillas. Este litoral olvidado está a escasos metros de comunidades bastante habitadas. Un poco más adentro se empiezan a ver señales de vida, nenúfares y densa vegetación que se resisten a la basura, en esa batalla constante en que la naturaleza no se da por vencida y renueva, por tanto, la esperanza de que aún se puede salvar el río.
Ojalá algún día deje de tener vigencia y quede tan solo como una memoria esa canción de Frank Delgado que le cantaba:
Río Quibú.
Y alguien te trata de inmundo.
Río Quibú.
De sucio y poco profundo.
Río Quibú.
Orgullo del Tercer Mundo.
Deje un comentario