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¿Y la ley de protección animal para cuándo?

Desde hace más de treinta años, la Asociación Cubana de Protección a Animales y Plantas (Aniplant) aboga por implementar una ley de protección animal en Cuba. En 1988, un año después de su fundación, presentó en la Asamblea Nacional del Poder Popular su primer anteproyecto de ley. Sus asociados entendían que los animales poseían derechos y que estos debían ser reconocidos. Sin embargo, no fue aprobado.

Nora García Pérez, presidenta de Aniplant desde 1991, explica que con ese primer paso lograron, al menos, que los carros que salían a recoger animales callejeros no continuaran mezclando perros y gatos en sus recorridos. Luego cayó el Muro de Berlín, se disolvió la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y en Cuba, junto con el hambre, creció el abandono de mascotas.

La esterilización se asumió entonces como una respuesta para controlar la natalidad.

En 2018, Cuba sigue sin disponer de una ley de protección animal. Han surgido nuevas asociaciones, como Protección a Animales de la Ciudad, con casi 2 000 voluntarios; aunque Aniplant, con unos 300 asociados y una junta directiva de 11 personas, sigue siendo la única que se encuentra legalmente registrada. (La Ley de Asociaciones, que posibilitó su creación en 1987, no admite la existencia de más de una asociación de un mismo tipo en el país.) Mientras, a pesar de los esfuerzos de miles de activistas y protectores, el maltrato animal no cesa. Cuenta con uno de los mejores incentivos posibles: la impunidad.

¿Cuáles son las crueldades más frecuentes en el país con relación a los animales?

Perro en las calles de La Habana

Perro en las calles de La Habana (Foto: Ismario Rodríguez)

El abandono.

El uso de animales para cosas que no son adecuadas. Hace muy poco en un parque de Santo Suárez amanecieron gatos clavados en los árboles, muertos, gaticos pequeños decapitados, perros decapitados. ¿Quién hace la investigación para saber quiénes fueron los responsables?

Tener una cotorra al sol o pajaritos enjaulados, es una crueldad. Tener una jicotea en una palangana de por vida es una gran crueldad. Perros en azoteas. ¿Cuidando qué

¿Tú quieres crueldad más grande que darle a un niño de cuatro años un perrito para que juegue sin supervisión?

Los turistas a veces van siete en un coche con un solo caballo y el cochero con el traductor al lado. Y no hay nadie que los pare. Además, eso se hace al sol, sin reparar en los horarios.

Pero nosotros somos de los países que menos crueldad tenemos con los animales, porque no se explotan los animales para fiestas, salvo en el caso de las peleas de gallos y de perros, que las leyes las tendrían que ver. Enfrentar a dos animales para ganar dinero no es una práctica buena.

Los defensores de las peleas de gallos alegan que forman parte de las tradiciones culturales cubanas.

Mira, cuando las tradiciones son destructivas hay que terminarlas. ¿Por qué se está tratando en África de que a las mujeres no les corten el clítoris? Es una tradición, pero es destructiva para la mujer. También era tradición que los negros no se sentaran en los mismos buses que los blancos. También fue tradición la esclavitud. ¿Y vamos a seguir esas tradiciones? Las tradiciones buenas son las que deben mantenerse.

Ante las religiones afrocubanas, que contienen ceremonias que implican sacrificios de animales, ¿cómo se posicionaría una ley de protección animal?

La libertad de culto es uno de los logros de la humanidad. Nosotros con la ley intervendríamos en el trato que dan los criadores para sacrificios a los animales. Por ejemplo, aquí al lado (de la sede de Aniplant) se practica religión y se sacrifican animales. Hay veces que se para en esa puerta un carro y desde el maletero cerrado sacan sacos de chivitos y los tiran en el piso. ¿Por qué no trasladarlos correctamente? ¿Por qué no hacerlos felices el tiempo que van a estar vivos? ¿Por qué no ponerlos en un área con agua, con un poco de comida, con respeto? ¿Por qué gritan? ¿Porque saben que los van a matar? No. Gritan de hambre, de golpes, de patas partidas, de horror. ¿Por qué no se regula eso? Eso no tiene que ver nada con la religión.

¿Por qué los gatos, los perros y los caballos? ¿Por qué los esfuerzos se concentran en estos tres?

Porque son los más abusados. Pudiéramos hablar de delfines en los delfinarios, pero no son los que más están sufriendo. El caballo, el gato y el perro son los que más cerca están de los humanos. Y al no respetarse estos tres animales fundamentales, no se respetan las mariposas, ni las plantas, ni las aves.

En el caso de las cucarachas, de los ratones, ¿cómo entran dentro de la protección animal?

Son plagas. En vida libre nadie mataría una cucaracha, pero en las viviendas constituyen plagas. Un ratón puede ser un animalito de compañía precioso, pero está en las alcantarillas, y es transmisor de enfermedades. Ahora hay personas que los tienen de mascotas, como hay quien tiene de mascota un cerdo. El cerdo es una mascota preciosa: inteligente, tremenda. Las ratas son inteligentísimas, pero en las ciudades son un problema de salud. Es como si ahora no quisiéramos que mataran a los mosquitos. Yo no quisiera que el humo de fumigación al anochecer matara a los pajaritos que viven en los árboles, porque los pajaritos consumen más insectos que los que mata la fumigación. La ciudad no tiene prácticamente gorriones y ellos son el mejor control biológico que hay. ¿De qué se alimentan? De larvas.

¿Cómo percibe el tema de los zoológicos? ¿Estaría una ley de protección animal a favor de los zoológicos, en particular de aquellos que enjaulan a los animales?

Si una ley contempla las crueldades, habría que analizar cuáles son las crueldades del zoológico. ¿Es cruel tener un animal encerrado durante treinta años?

Yo creo que sí.

Es cruel. Entonces a lo mejor la ley tendría que considerar esa crueldad. Los zoológicos fueron una solución en un momento determinado, pero la vida ha avanzado, la ciencia ha avanzado. Hay videos, televisión. No es lo mismo ver un león, un tigre, una gacela, corriendo en su medio, que trancados en jaulas. Incluso los zoológicos que tienen espacios más grandes adaptados para esos animales llega un momento en que el animal está dando vueltas en un mismo lugar siempre. Los delfines, que tienen el mar como mundo, trancados en piscina, es horrible. ¿Cuál es el dolor más grande que tienen? Supongamos que el agua está limpia. Vamos a hablar solo de cuando ellos emiten su llamado de grupo, porque son muy gregarios, y las ondas tropiezan con los muros de la piscina. ¿Qué pasa? Rebota, los atormenta, entonces se van quedando mudos.

Actualmente, ¿cuál es el método que sigue Zoonosis para matar a los animales que recoge?

Lamentablemente es con estricnina. Yo no soy veterinaria, pero la muerte es terrible. Es terrible para el animal y para cualquier persona que intente suicidarse con estricnina, porque es muy agresiva. Lo ideal sería no matar, pero cuando la esterilización no controla la natalidad, el flujo de animales es mucho. Entonces, si no se matan –y no apoyo la muerte– y no hay un lugar donde dar prioridad a esos animales, la acumulación genera problemas muy graves de hacinamiento, de gastos. Habría que tener un presupuesto tan grande para mantener eso que es imposible.

Ustedes no abogan por la creación de asilos sino por la esterilización, pero los animales callejeros esterilizados seguirían de todas maneras en la calle hasta que murieran, o Zoonosis los capturara. 

Siempre tratamos, cuando los transitamos, que se queden en la misma casa que los transitó, porque es muy difícil atender a un animalito operado y después abandonarlo en la calle. O se reubican en centros de trabajo. Nunca quedan desprotegidos, por lo menos con nosotros. Los gatos sí. Estamos haciendo un trabajo, que se hace en todas partes donde hay sobrepoblación de gatos que se llama “atrapar, operar y soltar”. Los gatos tienen otras características.

¿Usted estuvo al tanto de lo que pasó en Centro Habana con los gatos, en torno al Hospital Hermanos Ameijeiras? A inicios de julio, una protectora de animales denunció en su perfil de Facebook que trabajadores del hospital habían provocado la muerte por envenenamiento de veinte gatos que habitaban en los alrededores. 

Sí. Mantener gatos en un hospital es el error más grande, es igual que llenar un centro de trabajo. ¿Dónde está el problema? Hay comida, mucha comida. Se botan sobras de los restaurantes, hay una cultura de comer, comer y comer, y hay basura dondequiera. Y las gatas cuando se alimentan reproducen más rápido porque están fuertes. Nosotros tenemos 72 colonias de gatos reportadas, con más de veinte gatos cada colonia, y pedimos ayuda a organizaciones internacionales y nos respondieron. Nos trajeron diez jaulas de trampas, para el programa de “atrapar, operar y soltar”, pero no hay quien cuide las jaulas cuando se ponen ni quien las cargue luego, entonces tenemos que ir más lento de lo programado.

En el caso del Ameijeiras, ¿cuál hubiera sido la solución?

Irlos trasladando, operándolos. Tal vez si el hospital hubiera conciliado con nosotros o con las personas que alimentaban, hubiéramos podido darle una solución más ética.

Pero nunca les contactaron para solucionar eso.

En lo absoluto. Cuando nos enteramos, ya era el horror. Un gato al lado del otro, muertos. Los mismos que alimentaban podían haber venido aquí, que estamos a pocas cuadras, y tal vez reubicarlos. Convivir con los animales no es malo. Si hubieran sido dos gatos yo te aseguro que no hubieran matado a ninguno. Si están controlados pueden rendir un servicio. No tienes que fumigar para los ratones y eso es más ecológico. Desde el punto de vista medioambiental es mejor el gato que el insecticida.

¿Cuántas esterilizaciones se hacen en Aniplant?

Nora García Perez ha dedicado gran parte de su vida a la defensa de los derechos de los animales (Foto: Ismario Rodríguez)

Más o menos diez diarias. Son cuarenta semanales. Trabajábamos tres veces a la semana. En los próximos meses vamos a reabrir. Cerramos porque aquí hay perros y hay una regulación que dice que donde hay clínica no puede haber perros, animales.

¿Desde qué año abrió la clínica?

Desde 2009. Pero desde antes se hacían esterilizaciones y campañas en los barrios.

¿Y desde cuándo están cerrados?

Hace un año, porque los documentos que nos pidieron demoraron mucho. Estamos esperando la entrega de un centro para trasladar los animales y esto convertirlo todo en una clínica, con servicios más amplios. Haríamos otro tipo de operaciones, ultrasonidos, análisis… Cuando volvamos a abrir vamos a trabajar todos los días, y va a ser gratis, al igual que las campañas que son totalmente gratis.

¿Para dónde llevarían a esos animales que tienen aquí?

Para un centro de rehabilitación de Aniplant.

¿Sería como una vivienda, un local?

Lo mejor sería un terreno para construir los albergues circulares, que es una modalidad que va creciendo de acuerdo con la cantidad de animales. Pero nunca asilos. Nunca recogida. Por ejemplo: una persona anciana que vaya a operarse y necesita que le cuiden un tiempo su perro, o su gato, o su cotorra, ahí estaríamos para poder hacerlo. Y ojalá pudiera tener caballos y chivos. Aquí hay caballos que se sacrifican pudiendo tener una larga vida, pero cuando no pueden trabajar más, los matan.

¿Cuántos perros tienen ahora en Aniplant?

Ahora hay 22, estamos disminuyendo.

¿Y este gato ahora que les llegó?

Santiago, gato traído desde el Oriente del país y que irá a vivir a España (Foto: Ismario Rodríguez)

Ese gato es de Santiago de Cuba. Se va para España, porque una compañera turista lo recogió y se lo lleva, pero necesita un espacio de tiempo ahora para prepararse e ir para España, análisis de sangre, enviar la sangre para allá, demora tres meses. Ahora él va para un hospedaje. La dueña lo buscó, porque nosotros no tenemos donde tener gatos. Estamos esperando a que lo recojan. ¿Dónde estará que no lo veo? Santiago…

Se llama Santiago.

Por Santiago de Cuba. Aquí hay Cuba uno, Cuba dos y Cuba tres, hay Mojito, Habana, Daiquirí, un gato Hemingway.

Callejeros todos.

Los turistas los recogen destruidos y nos contactan. Hemos exportado ciento y pico de animales.

Hace poco en el programa En buen cubano apareció la Doctora María Gloria Vidal, presidenta de la Comisión Nacional de Bienestar Animal del Consejo Científico Veterinario de Cuba, y dijo que estaban preparando desde hacía años un proyecto de ley de bienestar animal.

El Consejo Científico Veterinario, la Comisión de Bienestar Animal, quiere hacer el bien, pero el enfoque de ellos siempre va a ser desde el punto de vista sanitario veterinario. Nosotros no compartimos algunos detalles. Ellos están luchando hace rato por tener la primicia, pero aquí lo que importa es que salga una buena ley.

¿Ustedes no dominan el proyecto que están preparando?

No. Yo pertenecía a la Comisión de Bienestar Animal, pero me retiré por unas discrepancias en 2006 o 2007, porque la Comisión empezó en 2001. Yo tuve la suerte de compartir con María Gloria los conocimientos que tenía, todo, porque la presidenta del Consejo Científico en aquel momento me lo había pedido, y entre las dos se hizo un anteproyecto de ley, pero yo nunca estuve de acuerdo, mi junta directiva nunca estuvo de acuerdo

¿Qué pasó? ¿Por qué usted dejó de formar parte de esa Comisión? ¿Con qué no estaba de acuerdo?

Yo defiendo a los animales, no a las personas. Los proyectos de protección animal van encaminados a los animales. Las leyes del ser humano son otras y no las puedes mezclar. El anteproyecto de nosotros es más sencillo, más abarcador. No lleva demasiadas explicaciones desde el punto de vista técnico sino que está basado en que el sufrimiento animal no debe permitirse porque son seres que sienten. Nosotros y los abogados que nos ayudaron nos apoyamos mucho en la Declaración Universal de los Derechos de los Animales.

¿Bienestar animal no incluye protección animal?

Cuando tú lo miras desde el punto de vista de que el animal puede estar mejor, más cuidado, puede intuirse, pero el bienestar animal se crea a partir de los animales de consumo, de los animales de carga, porque los transportes eran horribles, trenes llenos de reses horas y horas, la merma económica era muy grande. Si tu salías con mil reses y te llegaban ochocientas estabas perdiendo dinero. En eso se basó el bienestar animal.

Entonces usted aboga más por el término protección animal, en lugar de bienestar animal.

Yo creo que si hay bienestar y hay protección estamos bien, porque el bienestar animal responde a muchos parámetros importantes, pero la ley tiene que ser de protección animal. Son términos diferentes. El bienestar animal es para que el animal esté cómodo en la jaula. Nosotros no queremos jaulas. Ahí está la gran diferencia.

No sé si están al tanto de otras organizaciones que han surgido, como Protección a Animales de la Ciudad, que han estado recogiendo firmas para presentar un anteproyecto de ley de protección animal en la Asamblea Nacional, ¿apoyan esa iniciativa?

Nosotros ni apoyamos ni dejamos de apoyar. Yo pienso que nuestro país debería ser como cualquier otro país y dar la posibilidad a quienes quisieran hacer algo por los animales de agruparse legalmente, pero aquí hay una ley, que es la Ley 54, que solamente autoriza oficialmente una asociación de cada tipo, y a nosotros nos tocó, por el año en que nos fundamos ser la oficial. Pero la iniciativa de ayudar a los animales no necesita oficialidad, basta con el deseo de querer ayudar. Mientras más personas ayuden más animales se pueden salvar. Lo que hay que documentarse con las personas que ya hicieron, para no cometer los mismos errores. Nosotros tenemos firmas recogidas desde hace mucho tiempo.

¿Ustedes también hicieron una iniciativa de origen popular?

Sí, cómo no. Pasamos de las 10 000 firmas. Fueron 15 000 firmas. Las primeras 150: personalidades de la cultura, de las ciencias, de las artes en general. Empieza Alicia Alonso, estaba hasta Javier Sotomayor en su auge, Deborah Andollo, y después los mismos asociados.

¿Fue una recogida de firmas el anteproyecto que presentaron en la Asamblea Nacional del Poder Popular en 1988?

Sí, pero era nombre, dirección, y ya. Después lo hicimos con todas las de la ley, porque recibimos la orientación jurídica de que había que utilizar una planilla con marca de agua, foliada, con el carné de identidad de las personas…

Hicieron entonces una segunda recogida de firmas. ¿En qué año?

A partir del año noventa y pico empezamos a hacer el trabajo. Duró años. Eso ya fue siendo yo presidenta. En el primer movimiento, la obsesión del ingeniero Rafael Oliver (primer presidente de Aniplant) era asilo y ley. Esas dos cosas eran metas, hasta que nos dimos cuenta de que la ley no caminaba, que el asilo no era la solución. El asilo implica almacenamiento de animales. Cuando tú almacenas animales, primero, no son felices; segundo, tienes que tener un sustento económico para la alimentación. Un centro para animales tendría que ser cuando ya estuviera controlada la tenencia de mascotas y se llevaran al asilo casos reales: murió el dueño, vivía solo con el perrito, el perrito va para el asilo. Pero almacenar por almacenar, porque tú dejaste parir, no hay país que pueda sostener eso.

¿Pero qué pasó con las firmas que recogieron?

La primera vez, cuando el anteproyecto de 1988 entró directo a la Asamblea nos dijeron que el país no estaba preparado. Lo entendimos. Montar una ley protectora de animales no es aprobar un papel, es crear los mecanismos necesarios. Hay que educar a la población para que después se pueda establecer una ley. Las otras veces los anteproyectos entraron a consideración del Departamento Independiente de Asociaciones (del Ministerio de Agricultura) y han hecho lo que han tenido que hacer en su momento, pero no ha pasado nada.

¿Ustedes no llegaron a presentar las firmas que recogieron en la segunda vuelta directamente en la Asamblea?

No, no las presentamos. Las presentamos en el Departamento de nosotros con la jefa nuestra para que viera el trabajo que estábamos haciendo. Nosotros no debemos, no es que no podemos, pero no debemos aparecernos en la Asamblea con 10 000 firmas y un anteproyecto, porque tenemos un Departamento Independiente de Asociaciones que es el órgano de relación con el Ministerio de Agricultura.

¿Y ese departamento ha hecho llegar a la Asamblea el anteproyecto las otras veces que lo presentaron?

No te puedo decir.

¿No sabe? ¿No le han dicho?

No te puedo decir.

¿Este camino de llevar el anteproyecto al Departamento cuántas veces lo han transitado?

Tres.

¿Cuándo fue la última vez que presentaron su anteproyecto ante el Departamento Independiente de Asociaciones del Ministerio de Agricultura?

Ya hace rato, porque perdimos confianza.

¿Y cuándo terminaron de recoger firmas?

Nosotros nunca paramos de recoger firmas, porque cualquiera que venga y tenga interés le decimos que firme, pero las firmas en este momento han quedado atrás. Ahora estamos enfocados en la nueva Constitución. Desde que salió la consulta pública lo dijimos: “este es el momento”. En la otra Constitución no dieron oportunidad de opinar. Esta va mucho más democrática. Además, es obligatorio elevar todas las peticiones que se hagan. Tenemos que hacer el intento. Cuando el clamor de una ley protectora de animales suba, yo tengo una confianza extraordinaria en que vamos a lograr si no la ley al menos que nuestra Constitución diga: los derechos de los animales hay que respetarlos.

¿El anteproyecto de Aniplant actualmente es el mismo para el cual recogieron firmas en la década del noventa?

Sí, pero se ha ido perfeccionando. Para la consulta, revisamos las constituciones de varios países latinos.

¿Qué quisieran que se incluyera en la Constitución de Cuba en este sentido?

Un acápite de respeto a los animales, de su derecho a convivir pacíficamente con nosotros. Los animales que nos sirven de comida, en espectáculo, que nos acompañan, tienen que tener protección. No podemos seguir dejando que pase lo que pasó en Manzanillo, que un hombre le prendió candela a un perro. Los espectáculos con animales tienen que terminar.

¿Incluidos los espectáculos en los acuarios?

Vamos a no entrar en cosas tan profundas, vamos poco a poco a ir eliminando los espectáculos callejeros, los animales con relojes, con espejuelos, para hacerse una foto. Están los circos, donde todavía lanzan a un perro desde lo alto, que al final acaba muerto, porque eso le hace daño a las vísceras. No hay leones, pero no por un problema ético sino económico.

Nora, ¿usted es vegetariana?

Yo soy vegana, más que vegetariana, desde el año 1994.

O sea, que se hizo vegana en el Periodo Especial.

Sí, porque yo salí de Cuba por primera vez en el año 94, fui a un evento en Estados Unidos, y en ese evento pusieron un documental donde se ve cómo el animal se cría y cómo llega a la mesa, lo que pasan las gallinas para poner los huevos en los grandes colectores, cómo le cortan el pico a los pollitos con una tenaza caliente, lo que es un pollo trancado en una jaula donde no se puede rascar ni abrir las alas, entonces tú te vas poniendo loca. La gente se iba, pero yo me quedé clavada ahí hasta el final, y cuando salí me juré a mí misma jamás tocar en la vida un pedazo de animal.

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