Cada año tres millones y medio de cangrejos rojos –Gecarcinus ruricola y Gecarcinus lateralis– mueren aplastados mientras transitan por la carretera que conduce desde Playa Larga hasta Playa Girón, en la provincia de Matanzas. Ocurre a finales de abril, durante varios días, cuando las primeras lluvias favorecen la migración desde el bosque hacia el mar en la etapa reproductiva de estas especies.
Las muertes “no amenazan la supervivencia de estas dos especies prolíficas que no son endémicas de Cuba. Cada año vemos millones de cangrejos morir y al año siguiente regresan otros que sobrevivieron”, dijo este año a Reuters Jorge Luis Jiménez, especialista del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) que trabaja en la zona. Sin embargo, un reportaje publicado por el diario Juventud Rebelde en 2011 refleja la intención del CITMA de contrarrestar lo que considera “una catástrofe ecológica”.
En 2008, el CITMA inició un proyecto de cooperación internacional para proteger las dos especies que contemplaba la construcción de túneles en la carretera. De acuerdo con el diario Juventud Rebelde, se contaba con dos variantes: “una con barreras a ambos lados de la carretera y otra con túneles y construcciones laterales en forma de C, por debajo del nivel de la carretera para impedir el paso de los cangrejos, aprovechando el talud de la vía”.
Los túneles se situarían en el perímetro entre la Cueva de los Peces y hasta Punta Perdiz, uno a continuación del otro, para observar su efectividad. Las labores constructivas de este proyecto se estimaba que culminaran en la primera quincena de abril de 2011.
No obstante, los cangrejos no utilizaron los pasos soterrados como se esperaba, según refiere un reporte de la televisión cubana publicado en 2014. Jiménez dijo a Reuters que “estos túneles que se hicieron hace unos cuatro o cinco años fueron efectivos pero hoy requieren de mantenimiento. Habría que hacer modificaciones constructivas pero no ha habido más financiamiento para continuar el proyecto”.
Esa técnica se implementó por primera vez en Christmas Island, Australia, donde ocurren migraciones masivas similares. Para que los cangrejos utilicen los túneles, los australianos crearon una serie de barreras plásticas que colocaron a lo largo de la carretera. Como los cangrejos no pueden treparlas, deben entrar a los túneles. Hay, incluso, puentes para los cangrejos. “Los cangrejos harán lo que tengan que hacer para llegar a su destino, por lo que utilizarán los túneles o los puentes si las carreteras están bloqueadas por las barreras”, dijo Linda Cash, responsable de marketing de Christmas Island, a ABC.
En la porción de la vía que une Cienfuegos con Trinidad, exactamente desde Yaguanara hasta casi la desembocadura del río Caña, Sancti Spíritus, ocurre una migración similar en igual periodo del año. En 2014 los especialistas en medio ambiente estaban trabajando para “colocar tubos que atravesaran la vía y barreras arquitectónicas que llevaran a los cangrejos hacia ellos”. Pero esta solución aún no se ha puesto en práctica, de acuerdo con Arle Castro, especialista del Centro Provincial de Vialidad, “porque el cangrejo no pasa por un punto determinado, sino que mueve a veces su recorrido”.
Los cangrejos adultos caminan hasta la costa, se mojan en las aguas del mar, regresan al bosque y después de un tiempo vuelven nuevamente al mar, donde desovan. Los ejemplares jóvenes que no fueron consumidos por los peces y otros depredadores en su etapa larval y juvenil salen de la costa, cruzan nuevamente la vía y se internan en el bosque para convertirse en adultos, explica Yosmel González, especialista del CITMA, en un reporte publicado por el diario Juventud Rebelde en 2011.
Estas especies de crustáceo alcanzan pocos milímetros y tienen hábitos nocturnos, dice González. Viven en terrenos cenagosos y sabanas, sus cuevas son inclinadas oblicuamente e interceptadas por otras en todas direcciones y durante el día se mantienen en la entrada de las mismas. No se utilizan para el consumo humano pero sirven de alimento a especies terrestres y marinas. Forman parte de la dieta de especies como el gavilán cangrejero, endémico cubano, y fabrican túneles que permiten la oxigenación y remoción de los suelos.
Según un reporte de Juventud Rebelde, los habitantes de núcleos poblacionales como La Bajada, Pinar del Río, comían y comercializaban estas especies. El color rojo de este cangrejo se debe a la acumulación de tungsteno. “Si la ingestión de este cangrejo es frecuente existe el riesgo de que de forma acumulativa el tungsteno pase al organismo e incida en la disminución de la producción de espermatozoides, en el caso del hombre, así como diarreas y necrosis renal”, explica el diario.
Las migraciones de cangrejos rojos también ocurren en la península de Guanahacabibes, Pinar del Río; en la carretera desde Baconao hasta Guamá, en Santiago de Cuba; en la porción de la vía que une Cienfuegos con Trinidad, Sancti Spíritus, y en un tramo del terraplén que conecta Gibara con Caletones, en Holguín.