Albergados. Microbrigadistas. Subsidiados. Estáticas milagrosas. Escombros.
Estos son los temas que aparecen en el tercer número de Periodismo de Barrio. Con sus matices. Relatos de algunas de las más de 132.000 personas que actualmente viven en comunidades de tránsito en La Habana. Testimonios de quienes remiendan sus hogares después de haber sido beneficiados con subsidios, una política social para la cual se han destinado cerca de 2.000 millones de pesos en los últimos cuatro años. La historia de las microbrigadas, ese legado de los 70 que ha dejado sus averías humanas, económicas, arquitectónicas y también más de 100.000 viviendas. Una gata. Una gata que cuida a quienes duermen en un edificio de Los Sitios que se sostiene de puro milagro. Por último, están los escombros. Los residuos de construcción y demolición como lo posible.
En resumen: un mosaico todavía incompleto del tercer problema.
Afirma Fidel Castro, en una edición nacional de La Historia me absolverá (La Habana, 1974), que la vivienda era uno de los seis problemas fundamentales que enfrentaba Cuba en 1953. El tercero, para ser exactos. La vivienda es, asimismo, uno de los problemas fundamentales que enfrenta Cuba en 2016. Se deben reconocer las distancias temporales y políticas entre ambas fechas, la reforma urbana de 1960 que otorgó el derecho a la propiedad de la vivienda a quienes la ocupaban, el crecimiento poblacional, la emigración hacia zonas urbanas, la escasez de recursos materiales y humanos para construir al mismo ritmo en que se reproducía biológicamente un pueblo, la estela de corrupción asociada a la compra y venta de materiales de la construcción. Pero también hay que reconocer que el derecho a un techo digno, ese elemento básico para la vida de cualquier ser humano, continúa siendo una deuda no saldada. La deuda del país con su gente.
Gente que de tanto vivir entre tablas mal acomodadas, techos con tejas de fibrocemento que se parten y paredes que se filtran son los más frágiles a la hora de enfrentar lo inevitable: el mal genio de la naturaleza. Individuos que cuando se agrupan son catalogados por las oenegés bajo esa suerte de calificativo impersonal llamado “comunidades vulnerables”. Y que, justamente por eso, no solo por lo que ya les ha pasado, que no es poco, sino por lo que les podría pasar, que no es poco, forman parte de la agenda de Periodismo de Barrio.
Albergados. Subsidiados. Microbrigadistas. Estáticas milagrosas. Escombros.
En resumen: gente.
De eso va el tercer número.